I. Cuando Todo Se Derrumba

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Un viernes normal para una mujer de 35 años: levantarme a las 6:00 am, tomar una ducha, arreglarme... E ir a tratar de despegar a mi hija Daniela de la cama. Últimamente decide esperar a que vaya a despertarla, de hecho, si no la llamara probablemente no se despertaría en todo el día. Camine por el pasillo hacia la puerta de su habitación, para luego tocar la puerta y esperara a que conteste, pero no se escucha nada.
- Hija! Es hora de levantarse!!!- digo entrando como tornado a su obscura habitación.- ¿Porque siempre es lo mismo contigo Daniela? Vas a llegar tarde a la escuela otravez! Si no te levantas te quitaré el celular, ¿Entendiste?
- Mrrrggh!

Tomé eso como un si, y seguí mi camino hacia la cocina, bajando las escaleras a toda velocidad, de dos en dos. Escuché la puerta de la entrada y adivine que sería Jannette llegando a trabajar. Fui a saludarla con una falsa sonrisa, no por tratarla mal, mas bien porque estaba aun algo dormida. Fui a la cocina y saque dos huevos y tocino para intentar cocinar el desayuno. Sabia que Dani diría algo negativo sobre mi intento de comida pero era eso o que desayunara en el colegio y siempre he pensado que esa comida es basura. En un sartén deposite dos tocinos y en la otra mezcle con una palita el par de huevos. Normalmente la que cocina es Jannette pero esta mañana le dije que lavara la ropa. Cuando se acerco con el cesto repleto de ropa sucia la llamé.

-Jannette! Recuerda que hoy es viernes de lasaña, ¿podrías preparar un poco?
-Señora, cada semana es viernes de lasaña ¿cree que lo olvidaría?.- dijo sonriente.

-Cierto... Lo siento.

Serví todo en dos platos distintos, uno para ella y otro para mi. Cuando vi a Dani entrar a la cocina estaba hablando con alguna amiga con su iPhone y riendo de algún chiste que le habrán dicho. Pensé en preguntarle que le decían sus amigas pero sabia que me contestaría lo mismo de siempre "Ma'... no lo entenderías", así que solo seguí con lo que estaba haciendo. En cuanto colgó la llamada miro mi comida en el plato y luego a mi, y a continuación hizo una mueca de asco.

-¿Qué? Es comida! No seas exagerada Dani!
-Esto bien podría estar vivo ma', mejor dame dinero y desayuno en el colegio.
-No! Esa comida es basura, seguro la cocinan sobre petroleo.
-Yo opino lo mismo de tu comida...

Quise contestarle pero de verdad mi comida se veía asqueroso, ni siquiera un animal se lo comería. Metí mi mano en el bolsillo de mis jeans y saqué un billete de $50 pesos. Mi hija los tomó y salió corriendo por la puerta principal. Yo tomé las llaves de mi camioneta gris y salí corriendo por la puerta, divisando a Daño a lo lejos subiendo al autobús del colegio. De pronto mi celular vibró en mi bolsillo y lo encendí para leer el mensaje.
Adelyn... Tenemos que hablar, ven a mi oficina en cuanto llegues.
De: Marlenne.

Era de mi jefa que es mi amiga también ya que estuvimos juntas en la universidad, solo que ella en la carrera de ingeniera y yo en la de economía, nos conocimos en las oficinas cuando yo iba a inscribirme.

Pase por grandes edificios y pequeñas tienditas cuando al fin llegue al enorme edificio de 45 pisos. Ingrese al estacionamiento subterráneo y puse mi clave para que se levantara la pequeña pluma blanca con luces rojas que encendieron en verde al levantarse frente a mi. Estacioné mi auto frente al cartel que decía "Adelyn Gonzales". Salí del auto y cerré la puerta. En el elevador me esperaba mi amiga, recargada en el marco de la puerta. Me saludo con una sonrisa forzada y me preocupe de inmediato. Al entrar al elevador ella presiono el botón del 45 y esperamos a llegar. Las puertas se abrieron de par en par, dejándome ver aquella elegante habitación que tanto envidiaba, ella tenia un gusto genial. Yo tengo mi propia oficina pero no esta tan linda como ésta. Me invitó a sentarme en el pequeño sillón blanco y ella se sentó frente a mi. Tomó aire y comenzó a hablar, las manos me sudan muchisimo.

-Ade, yo te quiero muchísimo y lo sabes.- hasta ahora todo iba bien.- pero últimamente tu desempeño bajo hasta un 70% y yo tengo que ver por la empresa...
-He estado muy estresada estos días por el divorcio con Quique.- la interrumpí, Quique es mi esposo, bueno era.- yo... Yo te prometo que eso va a cambiar.
-Yo que estas estresada pero... Si no cambias de actitud tendré que despedirte... Lo siento Ade, pero son ordenes de la mesa directiva.

Me quede paralizada... ¿Despedida? No lo podía permitir, por mi, por Dani...

En mi Burbuja de SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora