Capítulo 1: El pasado es una perra.

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11 años después.

Ninna

Esa mañana Trent y yo salimos a correr. Hacía un poco de frío debido a la época de año en que estábamos, el otoño había pegado fuerte.

-¡Oh vamos, Ninna! ¡Corre más rápido!-gritó mi hermano, iba como a veinte metros de mí, y no importaban realmente mis esfuerzos. Él había sido atleta durante la secundaria, y corría cinco kilómetros todos los días.

-¡Trenton!-grité.-¡Esto no es justo! ¡Se suponía que saldríamos a hablar sobre esta noche y tu sorpresa! ¡No esto!

-Las cosas cambian.-replicó, una sonrisa satisfecha surcaba su rostro.

-¡Voy a matarte cuando lleguemos a casa!

-¡Sólo sucederá si me alcanzas! Y no veo que vaya a suceder...

Él se dio la vuelta, moviendo su atlética figura con un ritmo agradable de trote.

No me sentía complacida, y Ninna Morris estaba para ser complacida.

Yo iba trotando lentamente, pero estaba agitada y me dieron cólicos durante el trayecto. Mi hermano realmente iba a pagar por eso.

Yo mencioné que pronto se cumplirían doce años desde que mamá se fue, y él simplemente se volvió loco. Cambiando de tema bruscamente, y su voz se había vuelto dura.

¿Por qué a nadie le gustaba hablar de mamá conmigo? Habían tantas cosas que yo quería saber acerca de ella, y su partida. Pero ninguna persona estaba realmente dispuesta a discutir el tema conmigo, y era tedioso como el infierno.

Seguimos corriendo como unos veinte minutos más, Trenton siempre a una distancia considerable de mí.

Estábamos tan cerca de casa, que seguía repitiéndome acerca de hacer el último esfuerzo. Empezamos a acercarnos al tupido bosque que anunciaba la entrada al residencial habitacional en el que se encontraba nuestra, realmente grande, casa.

Yo bailaba ballet desde que tenía cinco años. Y eso me tenía en una figura física bastante fantástica. Pero a Trenton le encantaba siempre poder superarme.

Las hileras de casas eran todas iguales, mi hermano y yo saludamos a Gabe, el guarda, cuando pasamos junto a él. Había una gran actividad de personas en el barrio, lo cual era bastante inusual, considerando que el afluente de personas no empezaba a notarse hasta pasado mediodía, y apenas eran las ocho de la mañana. De pronto, mis ojos toparon con este guapísimo chico de ojos azules.

Coby.

Era un idiota, pero eso no había evitado que saliéramos, y tampoco evitaba que él fuese lindo. Estaba sin camisa, limpiando su motocicleta, y me pareció que él sabía que yo pasaría por ahí a esa hora. Su cabeza giró bruscamente al repiqueteo de mis zapatos contra el asfalto.

Me adelanté hacia él, intentando que Trenton no notara mis movimientos.

-Hola, Coby...-susurré.-¿Podrías por favor ir a dejarme a casa? Sé que te estoy molestando, pero...

Durante mi cuchicheo, él había alcanzado dos cascos, me dio uno. Me lo puse sin preguntar.

-Sube.-dijo, y sonaba más como una orden. Ignorando el tono autoritario en su voz, subí detrás de él y me sostuve pasando las manos por su cintura. Estar en esa posición era irónico e incómodo, considerando las muchas veces que él había hecho lo mismo conmigo.

Él arrancó, dejándome poco tiempo para reaccionar ante el movimiento, por lo que casi terminé en el suelo. Coby tenía cabello marrón claro y unos hermosos ojos azules, era alto y atlético, con nariz recta y labios grandes. Con los sobresalientes pómulos embelleciendo su rostro.

How to be a heartbreakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora