Capitulo IV: Tiempo X Tiempo

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Finalmente estaba próximo a mi salida, ya solo quedaban tres días más, tres días con ella, tres días que no planeo desperdiciar.

O al menos eso era lo que procuraba tener en mente, realmente no soy una persona muy creativa a la hora de hacer cosas junto a alguien, pero si había algo de que estar seguro, era de que esta vez tenía que asegurarme de hacer de mi querida Ann la niña más feliz del mundo en este tiempo ya que… solo Dios sabe cuánto tiempo le quede a ella también.

Tampoco soy una persona muy religiosa, pero por esta vez, sentía que solo podía contar con Él para poder relajarme y que solo Él podía hacer algo por Ann y yo. En todo caso, no es momento de ponerse melancólicos o deprimentes, el tiempo corre poco a poco y no quiero que se me agote, no sin poder ver nuevamente la sonrisa de esta mocosa que tanto me gusta ver.

-onii chan, tengo hambre

Escuchar esa suave voz durante la mañana de alguna forma siempre me hace sonreir, creo que es lo que espero siempre para tener el valor de levantarme de este incomodo pero potente imán de cama que tengo bajo mi espalda.

-vamos a comer- le dije poniéndome de pie y acercando la silla de ruedas a su cama para cargarle y sentarla sobre esta, ya era algo rutinario, pero por mas rutinario que esto fuera, no podía sentir mi corazón partirse por la mitad al ver el estado de ella, tan joven, siendo tan pequeña y aun así… realmente me dolía, pero como dije, lo único que podía hacer por ella, era hacerle feliz durante este tiempo que se nos fue prestado juntos.

-no hay nada mejor que tomar este café… cada vez sabe peor.. – me decía ella entre una corta risa de esas que tanto disfrutaba ver forjadas en su suave rostro.

-ya te lo he dicho muchas veces, el mejor café es…

-lo sé, y por eso es que tú me llevaras apenas salgamos de aquí- me contesto ella sin dejarme terminar de hablar, no lucia bien, sus ojos se veían algo apagados y su sonrisa… su hermosa sonrisa se veía cansada y debilitada

-Ann, te encuentras bien?- le pregunte preocupado ante lo decaída que se veía, sabía que intentaría disimularlo, no es la clase de chica que le gusta darte razones para que te sintieras intranquilo, pero no podía simplemente ignorar lo apagada que se veía.

-claro, solo estoy algo cansada- sabía que diría eso, me molestaba un poco ya que realmente me preocupaba, sobre todo debido a que conocía su situación.

Ann, no tenemos tiempo que perder, no podemos perderlo, eso seguía repitiéndolo una y otra vez en mi cabeza, sin embargo, no podía mostrarme agobiado, ya que si así fuera, solo le estaría dando otra razón para preocuparse a ella. Me puse de pie segundos después y le abrace por la espalda de una forma la cual no era usual en mi si no quería decirme lo que tenía no importaba, pero la menos quería hacerle saber que sin importar que fuera, yo estaba a su lado.

-tu eres el que está actuando raro... onii chan- me dijo en un tono burlón pasados unos segundos, su expresión se veía más animada por lo cual me tranquilice bastante.

-acaso eres un pervertido?- me insinuó además, soltando una carcajada al decirlo, volteando su cabeza hacia mí y susurrándome nuevamente al oído.

-gracias… pervertido onii chan- me sonroje ciertamente al escucharle, ella no era de mostrar su afecto así, pero me hizo sentir mejor el saber que estaba más tranquila, mostrándome una pequeña sonrisa a la cual correspondí hice el intento a regresar a mi lugar, al cual ella respondió tomando mi mano sin dejar que me moviera

-un rato más... Por favor- me dijo ella apretando mi mano entre las suyas.

-claro- su pulso temblaba un poco y su respiración era un poco más rápida de lo normal, pero pensé que era por el momento así que no le preste importancia de entrada, así permanecimos por unos segundos hasta que ella beso mi mejilla y majo mi pie con la silla.

-no te quieras pasar de listo… pervertido- dicho esto se marchó hacia la salida en su silla de ruedas, pude notar una sonrisa bastante alegre en ella y un tenue rubor, que linda se veía.

Pasamos toda la tarde hablando tonterías y una vez que la noche estaba cayendo, la pesadilla dio inicio, fue entonces cuando supe que quizás esos tres días de los que disponía,  podían reducirse y desaparecer en cuestión de minutos.

不幸 X 祝福Donde viven las historias. Descúbrelo ahora