Mi número Uno

Capítulo único

–¡Ran, rápido! Me lo perderé

–¡Sonoko! Aparecerá junto a la joya, no hay prisa

Al escucharlas volteo la vista, encontrando a la heredera del grupo Suzuki tirando de su amiga de la infancia, no era necesario saber por qué estaban ahí cuando una de las dos estaba emocionada por ese día, el día donde Kaitou Kid prometió robar la gema de esa noche.

Suspiro, no tenía mucho que hacer, por lo que se junto con las chicas para pasar el rato.

—¿Otra vez aquí? Creí que solo vendrías cuando estuviera relacionado con tu familia —se fue al lado de Mouri, mirando el colgante a través de la vitrina.

—¡Por supuesto! Es Kid-sama de quién hablamos, su princesa debe estar junto a él en todo momento, nadie es más dedicada y leal que yo

El detective prefirió no verla, más por su estabilidad mental que otra cosa, estaba algo irritado que aún siguiera siendo esa loca fanática del ladrón fantasma, tenerla hablando de cuan grandioso es de aquí para allá, tal vez fue mala idea estar junto a esa chica, sintió un toque en su brazo, Ran le miraba como analizándolo, incomodándolo al pasar los segundos.

–¿Que pasa? Si tienes que decir algo, dilo

–... ¿Estás bien?

La pregunta lo tomo por sorpresa, más aún con esos ojos tratando de encontrarle una respuesta, desvío los ojos de ella, los años no pasan en vano, haciendo que sepan cuando algo le pasa al otro, lo pensó por un momento antes de contestarle con sinceridad.

–Nada, solo que.... me irrita que hable tan bien de ese ladrón, digo, ¿por qué siempre tiene que hablar sobre él?– metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, tratando de que no se note tanto su disgusto.

–Shinichi, tú..... ¡estas celoso!– sentenció con una gran sonrisa a la vez que lo apuntaba, se rió como si conociera la razón del porque su actitud.

–¿Celoso? ¿Yo? Lo único en mi mente es atraparlo

–Exacto, estas celoso de que hablen tan bien de tu enemigo, nunca pensé que fuera a ocurrirte a ti ¡Sonoko, escucha esto!– corrió directamente a su compañera, dejándolo solo y sin poder contradecir lo dicho.

Aturdido y confundido, se rasco la nuca por las preguntas que lo carcomía, jamás aceptaría lo dicho hace minutos, ni enfrente de Ran o Sonoko o a cualquiera, eso se lo guardaría hasta la tumba.

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Oficiales corriendo por todos lados, tratando de alcanzar a quien parece imposible, a paso calmado fue al lugar donde se había acostumbrado a tener sus reuniones antes de que su contrario se fuera volando en su ala delta, subió las escaleras que lo conducían al tejado, abrió la puerta esperando encontrarse con un traje blanco y la capa ondulando por el aire. No vio nada parecido en los alrededores, pensó que tardaría un rato más hasta que una voz llamo su atención.

–Por aquí, detective

Alzó la cabeza, vislumbrando la figura del ladrón de guante blanco sujetando el colgante, una hermosa joya de color verde agua colgando de delicadas cadenas de color platino, alineada con la luz de la luna.

–¿Es esa?– se apoyó en la pared junto a la puerta de salida.

–No, una más que es descartada– bajo con su característica elegancia y sin ruido hasta estar frente al joven detective, se tomó la libertad de colocar el objeto en el cuello de su nombrado rival, observando cómo se ve en su persona –No está mal, estás precioso incluso con una joya– tocó alrededor de la cadena, dándole una suave caricia en su piel.