El vinilo giraba y giraba sin parar mientras la aguja arañaba sus entrañas y lloraba, a ritmo de Elvis. Y sonaba, al compás de Cash. Paula acariciaba el suelo con las plantas descalzas de sus pies y el frío, se le adentraba casi acariciándole el alma; sonreía, por la sensación de bienestar. El maquillaje de sus ojos como pintura de guerra con la que luego, pediría tregua en cama. Esperaba, como cada viernes tarde a que Ángel terminase en la editorial para ir a cenar.
Era su momento, se había convertido en ritual. Ella se vestía con lo mejor que tenía, él con cualquier cosa limpia le bastaba. Comían, bebían y al llegar a casa, follaban. Como auténticos salvajes. En alguna ocasión, los preliminares empezaban en el taxi o ascensor y no les importaba si alguien los veía porque "¿Qué es la vida sin locura? "
Pero aquel viernes no sería un copia y pega de todos sus viernes. Ese día, Paula se rompería tanto como un espejo cuando cae al suelo. El timbre sonó acelerado. Eran las 19:30, hora inusual para Ángel y tampoco esperaban ninguna visita. Dudó en abrir la puerta, nunca lo hacía sin previo aviso pero volvían a tacar y extrañada por la forzada insistencia, abrió con recelo.
Allí estaba, quizá una de las mujeres más guapas que había visto en el último año. Rubia, ojos azules y un cuerpo de infarto. Su aura era especial y parecía tener un bonito sentido de la moda. Era el tipo de mujer a la que ves por la calle y consigue que te volteés para seguir admirándola desde la distancia. Un amor a primera vista. Ella al ver que la recibía otra mujer, miró de arriba a bajo extrañada y miro hacia el número que había encima de la puerta. Séptimo D, era el fin de su trayecto.
-¿Aquí vive Ángel, el escritor?
-Sí ¿Eres Rosa, su editora?
-No, soy Cassandra. Su ex. Tú eres la... ¿Asistente?
-No, yo soy su novia.
-Cómo qué su novia. Estuve hace dos días con él y ni siquiera menciono que vivía con alguien.La cabeza de Paula hizo "click", ellos nunca tenían secretos. Eran un equipo remando en el mismo sentido y no entendía, no podía entender por qué Ángel le ocultaría que se vió con su ex. Por un momento, entendió que debido a los celos patológicos que ella sentía lo ocultarse, para evitarle un berrinche tonto pero Ángel no pecaba de sinceridad y supo, intuitivamente que algo más había pasado allí.
Cassandra se mordió la lengua, aunque no le faltaron ganas de contarle con quién se había retozado la noche anterior. Imagino que ella no era nadie para decirle a esa pequeña muchacha que había sido engañada. Y maldijo a Ángel, que parecía jugar a dos bandas. Y sintió pena, por sentirse engañada por ésta vez.
-Lo pasaría por alto, si llevabáis tiempo sin veros ¿No?
-Demasiados... No pretendo molestarte, pero dile que he estado aquí y que si quiere, puede llamarme. Encantada de conocerte y espero verte pronto.
-Pues yo a ti, no.Paula cerro la puerta dando un portazo a un palmo de la nariz de Cassandra.