Fictober | Drarry y otros ships.

Día 2: Peeves.

Capítulo dedicado a @blackeyes1405 quizás ni ella se acuerde, pero un día me pidió una historia de Ron y Blaise y pues, aquí está. Siento la demora <3

Día 2: Peeves.

Casi todas las fiestas que se realizaban durante el año escolar en Hogwarts causaban tal emoción entre el alumnado, que se hablaba de ellas durante semanas antes de realizarse, y seguía en boca de todos otro tanto de semanas después del evento.

Esa noche, llevaban una hora en el Gran Comedor y Ron Weasley ya sabía que se hablaría por todo noviembre de esa fiesta. No solo porque era el día en que encontraron a Draco Malfoy y a Harry Potter, rivales proclamados, comiéndose la boca el uno al otro en una esquina del salón, sino porque más allá de eso, se desató tal jolgorio que sin dudas quedaría grabado en los recuerdos de todos los asistentes. Todos los livianamente sobrios, al menos.

Lo que le ocurre a Ron Weasley comienza con el chico enmascarado.

No mucho después de que empieza la fiesta, Ron se lo topa cuando se hubo alejado de su grupo de amigos para servirse un poco de ponche.

El chico enmascarado por casualidad había mirado por sobre su hombro cuando también llegaba a la mesa de las bebidas, y se había fijado en Ron.

—¿Ponche o jugo de calabaza? -le pregunta, dedicándole una leve sonrisa bajo su antifaz —Si te soy sincero, le han echado tanto whisky de fuego que no vas a notar la diferencia.

—Eso oí -le responde Ron —Supongo que no importa mucho cual tome.

El chico asiente, sirviendo un vaso extra con delicados movimientos que estaban a tono con su disfraz al más puro estilo victoriano.

—Entonces, ten tu jugo de calabazas, guardián. -le dice, haciendo alusión a su disfraz mientras le tiende el vaso. Cuando Ron le mira a los ojos para agradecerle puede jurar que, tras su máscara, le guiña un ojo.

—Gra-gracias.

La siguiente hora, cada vez que encontraban casualmente y no tanto, se dedicaban miraditas insinuantes y sonrisas seductoras, y una que otra frase cargada de una reciente tensión.

Para cuando el enmascarado misterioso pasa junto a él, rozando a penas los hombros con los suyos, Ron no puede soportarlo más. Se lo queda viendo hasta perderlo de vista y luego se gira hacia sus amigos, con las mejillas tan calientes que no sabía si se debía al whisky de fuego, al calor o a lo mucho que lo estaba poniendo el chico. Quizás, todas las anteriores.

—¿Quién carajos es el del antifaz? -pregunta a ninguno en particular. Solo Hermione mira en la dirección en que el chico se había perdido, para luego encogerse de hombros.

—No lo sé, Ron.

El pelirrojo mira hacia Harry quien, al parecer, no lo había escuchado.

—Harry ¿podrías dejar de ver lo que sea que estés mirando y prestar atención? –le espeta, moviendo una mano frente a sus ojos para despistarlo. Su amiga pestañea rápidamente para luego verlo a él.

—¿Cómo es posible que Malfoy esté aquí si estaba castigado? -gruñe, ignorándolo olímpicamente.

—Déjalo estar, Harry. -reclama Ron.

—Y con ese disfraz...

—¿Qué tiene el disfraz? –inquiere Hermione con una ceja en alto y una sonrisita que no entiende.

—Nada. -Harry finalmente fija su atención en su amigo. —¿Qué decías, Ron?

—Qué si sabes quien es el del disfraz de con antifaz.