Su Majestad

Advertencia:

· La historia está centrada en Shadow Weaver y Castapella por lo que si no te gusta este ship o las relaciones entre mujeres no lo leas

· Este fic es sin fines de lucro y sobra decir que los personajes no son míos, bla, bla, bla.

· Disfruten

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Después de la terrible guerra contra el megalómano Hordak Prime, Mystacor se estancó en incertidumbre. Los magos, tanto los jóvenes como los viejos, se encontraban abatidos, asustados y preocupados. Unos a otros se cuestionaban sobre lo sucedido y el cómo su fortaleza flotante había fácilmente caído bajo el ataque del conquistador galáctico. Durante esa batalla muchos hechiceros fueron asesinados y otros tantos estaban desaparecidos, dejando a los sobrevivientes con la enorme tarea de reconstruir el reino del cielo. Fue durante este lapso que el gremio convoco a una sesión extraordinaria para discutir sobre el endeble liderazgo de la actual regente. Puesto que varios magos, alfas en su mayoría, no creían que la monarca estuviera desempeñando un papel adecuado para lo que el pueblo requería; además de considerar que la líder no tenía el poder ni la capacidad mágica suficiente para ser esa guía que ellos necesitan.

Todo esto propicio que hubiera nuevas elecciones y aun cuando Castapella confiaba en el sentido común e inteligencia de la cofradía, en el fondo sabía que no la tendría fácil con esos arrogantes alfas.

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Unos suaves pero firmes pasos resonaban a lo largo del ancho pasillo, sacudiendo el suelo debajo de quien provocaba semejante sonido. Su movimiento era raudo para evitar las miradas de lastima y burla dirigidas hacia su persona, con poco o nulo éxito. Prontamente logro llegar a su destino, el cual era una enorme puerta de fina madera y elegante decoración. Con lentitud coloco su mano sobre el domo de la entrada y, dando una larga inspiración, se decidió a avanzar dentro.

--Su majestad ¿podría firmar estos documentos por favor?—preguntaba la hechicera pelinegra mientras entraba a la que alguna vez fue su oficina. El lugar estaba tranquilo y ordenado, sin rastro de aquel a quien venía a buscar—Mmm ¿Dónde estará?

Observo el escritorio el cual solo contenía una silla vacía, luego sus orbes cafés siguieron inspeccionando a detalle cada rincón del cuarto hasta que logro encontrar a la figura faltante

--Tsk...¡se durmió en la oficina otra vez!—decía Castapella con molestia, dando un par de pasos para acercarse a la figura que reposaba tranquilamente acostada. Su túnica roja y largo cabello negro contrastaba con el forro beige del acolchado mueble, dándole una singular imagen—¡El sofá es para recibir a los invitados cuando usted trabaja, su majestad!

--Solo me relajaba un poco—vino la tranquila respuesta de la persona que antes yacía en el sillón, levantándose lentamente para darle más énfasis a sus palabras

--Shadow Weaver, en serio ¿¡Cómo pretendes hacer tu trabajo así!?—cuestionaba la ojicafe con fastidio, viendo fijamente a la nombrada

--Ya he terminado de hacer mi trabajo—contestaba monótonamente la aludida

--Ya veo, al menos esta vez no está bebiendo—murmuraba Casta dirigiéndose de vuelta al escritorio—Bueno, entonces solo le dejare estos documentos aquí. Por favor asegúrese de poner su firma en ellos. Casi son las seis y puesto que ya le he traído los informes mi deber aquí ha terminado

--Bien—hablaba Shadow Weaver de manera seria, acercándose sigilosamente por detrás a la menor. En su rostro podía percibirse una sonrisa depredadora aun a pesar de la máscara que portaba—Si...haz terminado de trabajar por hoy ¿Por qué no te quedas un rato más aquí y le haces compañía a tu soberana?