Louis estaba terminando de hacer la maleta, para pasar las vacaciones de Navidad con su familia, cuando recibió una llamada en su móvil. Dejó el equipaje y contestó.
Alguien solicitaba sus servicios de ''sexo por una noche''. Estuvo a punto de decirle que no, pero no le dio tiempo, el cliente insistió que estaba muy caliente y que precisaba de sus 24cm de pene y de sus poderosas nalgas. Deseaba que le abriese y calentara bien, y poder penetrar el ano que ocultaban sus formidables nalgas. Louis suspiró y aceptó. Le comentó que esa noche se iba de viaje. El cliente le prometió que no le robaría demasiado tiempo.
Louis colgó la llamada, se apresuró a terminar la maleta y tras cerrarla, se dirigió a la ducha. Apenas había terminado de asearse cuando escuchó el timbre del teléfono. Salió sin secarse y contestó, dejó la puerta abierta y regresó al cuarto de baño para secarse.
- ¿Se puede? – Escuchó en aquella voz masculina.
- Pasa – Contestó acercándose al pasillo – Estaba...Louis no pudo continuar hablando, se había quedado paralizado ante la presencia de aquel joven, Harry.
-¡¿Qué haces tú aquí?!
- Soy el que ha solicitado tus servicios – Respondió mientras cerraba la puerta.
- ¡Estás loco! – Comentó girando su cuerpo y dirigiéndose hacia el salón.Harry contempló la desnudez de Louis. Su fuerte espalda, sus glúteos bien formados, sus potentes piernas y aquellos brazos musculosos, por los que suspiraba. Camino tras Louis, entrando en el salón. Louis le esperaba de frente y el suspiro de Harry se acrecentó. Estaba aún más bueno, que cuando se conocieran. Su musculatura había crecido, sus pectorales se presentaban fuertes y bien marcados, al igual que los abdominales, y aquel pene, aquel pene que le había provocado, en otros tiempos, tanto placer.
- Desnúdate, tenemos poco tiempo, y...
- Perdona que me haya presentado así. Lo he pensado mucho y tal vez... Tal vez no quieras saber nada de mí. Pero necesitaba hablar contigo. No quiero follar, quiero hablar.
- Los tiempos de hablar ya pasaron. ¿No crees?
- Hace más de un año que me dio aquel arrebato, y tú no tenías la culpa. Jamás me ocultaste nada, incluso tu profesión de amante. Pero me volvía loco al pensar que otros hombres acariciaran tu cuerpo y disfrutaran sexualmente contigo – Suspiró – Quiero pedirte perdón. Quiero que sepas que has sido y continúas siendo lo más importante en mi vida, y...
- Desnúdate. Yo sí quiero follar. El dinero siempre me viene muy bien.-
Harry comenzó a desnudarse. Louis percibió cierto nerviosismo en él. La verdad que aquel cabrón había sido lo mejor que le había pasado en la vida. Él también seguía enamorado, pero no deseaba volver a sufrir. Aquel último problema que mantuvieron, le marcó. En aquel arrebato, como su ex pareja, afirmara ahora, nunca pensó escuchar tantas palabras cargadas de odio, cuando él jamás le ocultó nada.Harry terminó de desnudarse, Louis se acercó lentamente. No sabía cómo actuar. No era un cliente, era la persona por la que aún su corazón se estremecía. Aquella piel blanca, en un cuerpo delgado pero bien definido, le había aportado el calor que otros hombres no le ofrecieron. Ninguno en realidad, pues en su profesión, tan sólo existía el deseo de satisfacer a sus clientes, dando o recibiendo, según lo solicitado por cada uno.
Cuando lo tuvo a unos centímetros de su cuerpo, rozando, prácticamente, piel con piel y sintiendo el aliento del chico en su cuello, lo abrazó, lo abrazó con tal fuerza que cortó la respiración de su ex novio. Harry sonrió. Sí, aquel abrazo era el que siempre le daba a él y no a otros. Reclinó su cabeza en el fuerte hombro de Louis y éste la separó, tomándola con las dos manos, mirándole fijo a los ojos, y uniendo sus bocas. Un beso profundo, deseado en el tiempo, añorado en los recuerdos y anhelado por su ser.
Aquel beso ardiente provocó que sus cuerpos descendiesen hasta el parqué, y en aquel suelo de madera, sus pieles se fundieron, entre el sudor, el calor que emanaba de su interior, las felaciones y penetraciones de ambos, los roces y el olor que les embriagaba. Follaron como dos animales en celo. Con el frenesí desbocado que ambos se habían otorgado, en tantas noches de placer desmedidas.
Agotados y tras haber eyaculado sobre sus pieles por dos veces, la cabeza de Harry reposaba sobre el fuerte torso de Louis, que intentaba recuperar sus pulsaciones normales. Louis acarició el cabello de Harry.
- Reconozco, y sabes que nunca te he mentido, que es como si no hubiera pasado el tiempo.
- ¿Podríamos olvidar que aquel día existió? – Le preguntó mirándole a los ojos.
- No. Eso nunca sucederá. Ocurrió y somos conscientes de ello.-
Harry se levantó y comenzó a vestirse. Louis también se levantó y le observó. Harry sacó la cartera y Harry se acercó a él. Tomó de nuevo con sus manos su rostro y le besó en los labios.
- No podemos olvidar, pues el pasado permanece siempre en nosotros, pero también te diré, que de los errores se aprende y el paso que has dado, aunque en un principio me ha desconcertado, me ha hecho muy feliz – Sonrió – Podemos volver a intentarlo.
Louis se acercó al mueble y de un cajón sacó unas llaves. Sonriendo se la colocó en la mano.- Gracias – Los ojos de Harry se llenaron de lágrimas y se abrazaron con fuerza – Nunca más me alejaré de ti.
- El ser amante, es un trabajo complicado, pero a ti te amo, el resto son clientes.
- Lo sé, me ha costado comprenderlo.