Competencia De Dioses

2.

Olimpo
1 ra competencia
Hora: Desconocida

Narrador Adelina

Todo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, estábamos en el Olimpo un lugar grande de paredes blancas con pequeños toques de dorado, Unas grandes telas de seda rojas adornaban las entradas, parecía ser una película.

-Es bellísimo, ¿No es así? -Ignore por completo al señor que estaba a mi lado tan solo me enfocaba en todos los detalles que abundaban, si esto era un sueño, no quería despertar.

Decidida me asome por una de las grandes ventanas que adornaban las paredes y se veía un hermoso paisaje, lleno de vegetación con una hermosa reja que lo limitaba.

-¿Cuál es la primer competencia? ¿De que trata? ¿Correr? ¿Saltar? ¿Nadar?¿Inteligencia? -Hable sin dejar de ver el hermoso paisaje, no hubo contestación-Te estoy hablando idio-Me percate que ya no estaba conmigo, estaba con una...¿Diosa? Es obvio que si, la perfección se podía notar en cada cm de su rostro y cuerpo, era bellísima, toda ella, emanaba sensualidad, apuesto a que te pondría a dudar de tu sexualidad.

-¿Y tu peón? -Su voz era suave con un toque de sensualidad.

-Esta por allá, no sabes lo que me costó convercela de venir -Sonrió coqueto.

Sus miradas se posaron sobre mi, me mantuve firme.

-Es... curiosa -Lo tomo por el hombro con delicadeza-Espero que sea buena luchando por qué será una pena que salgas en la primera competencia.

-Es más fuerte de lo que crees -Sonrió y me guiñó un ojo.-El tuyo, ¿dónde está?

-Por allá -Señalo a un jóven alto -Tiene mucho talento, seguro la destruirá.

Tragué saliva, >>¿Cómo que destruirá? <<

Una voz se hizo presente.
Todos a la arena es momento de la primera batalla.

Note como caminaba hacia a mi y al mismo tiempo toda su vestimenta cambiaba por algo totalmente distinto, era un traje de telas con pequeños toques de naranja.

Se acercó a mi sonriente -Es hora de luchar mi pequeña peón -Me arrempujo por una puerta en donde estaban varias personas que parecían ser peones.

-¡Espera!, ¿Cómo que batalla? -Hable en medio de arrempujos por parte de las personas que inundaban la sala -¿Qué sucede?

-No mueras allá -Fue lo único que dijo para después salir y dejarme más confundida y con un temor inexplicable.

Un hombre nos llevó hasta una sala en donde se encontraban armas y armaduras, nombraba a cada persona y debida persona tomaba su armadura y su arma que su Dios había escogido.

-Adelina

Camine sin creer en donde estaba y que estaba pasando, ¿Cómo pude ser tan idiota? ¿Aceptar algo así, sin conocerlo? Ni siquiera se su nombre.

Tomé la armadura pesada, me la coloque y decidida tomé mi arma.(Multimedia)

-Tienes suerte -Un hombre me saco de mis pensamientos, tenía como 25 años, moreno, ojos de color café y un cabello esponjado tipo afro.- Soy Abu ¿y tú?