Capítulo Único

147 12 1
                                    

Si tuviera que describir mi relación con Lisa, solo la palabra 'inesperada' se me vendría a la mente. Porque realmente, ninguna de las dos pensábamos cuando nos conocimos que acabaríamos donde estamos a día de hoy.

Si me tuviera que remontar a aquel primer día en que nos vimos por primera vez, diría que no me fijé en ella. Estaba más pendiente de que mi amigo Chan no se estampara con el coche más que en cualquier otra cosa. Aquella carrera ilegal a la que había accedido participar me parecía una completa locura, pero decidí que, como cualquier otra persona que tiene cariño a sus amigos, por poco que fuera en mi caso, debía ir a apoyarlo. Pero, como soy quien soy y no puedo pasar por ningún sitio sin llamar la atención, quise dar la salida a aquella carera. Alguien se me había adelantado, pero no iba a permitir que cualquier otra persona que no fuera yo estuviera en el spotlight de todo el mundo en aquel momento.

Aquella chica, aunque entonces no conocía su nombre ni la había visto nunca, llevaba una blusa azul con un destacado escote y unos pantalones negros de cuero que no solo se pegaban a sus curvas, sino que también destacaban sus largas y preciosas piernas. Yo no me quedaba atrás, ya que los algo cortos pantalones rojos y el top blanco que dejaba poco a la imaginación habrían dejado prendado a cualquiera. Y así fue como ella me notó, ya que mis tacones, también rojos, resonaron en el asfalto y se giró a mirarme. Su mirada de curiosidad y también de perplejidad al verme no me llamaron la atención, pero yo continué mi camino hacia la salida de la carrera. Al pasar por su lado, me habló.

- Normalmente yo hago los honores. - yo, simplemente, me saqué de la manga otro de mis apodos y seguí adelante.

- Hoy no, Cha-Cha, nací para este momento. – dije, haciendo referencia a aquella película de los 70, y me coloqué las gafas sol, dejando claro quién mandaba allí.

Ella negó con la cabeza, supuse que no queriendo perder el tiempo en una discusión que iba a perder, y me dejó hacer.

La siguiente vez que nos vimos, las cosas eran algo más complicadas. El otro instituto de la ciudad, al que ella y muchos otros adolescentes iban, había cerrado, por circunstancias que no vienen al caso en el día de hoy, y se habían tenido que cambiar a nuestro instituto. Todos aquellos chicos y chicas tenían en común que venían de la zona sur, menos favorecida de la ciudad, por lo que yo no tenía ningún interés entonces de juntarme con aquella gente con la que no tenía nada en común. Junto con algunos de mis compañeros, nos organizamos para, el día que llegaron a nuestro instituto, plantarnos delante de ellos y no darles una agradable bienvenida.

- Rosé, nadie ha invitado a ti y a tus amiguitas a esta fiesta. - intentó pararme Jennie, aunque no con una muy buena actitud que digamos.

- No es cierto, Jennie. Nadie ha invitado a la gentuza del sur a nuestra escuela. - después de dirigirme a ella, miré a los demás estudiantes del otro instituto y les hablé a ellos. - Escuchad, gentucilla de poca monda, no dejaré que el buen nivel académico de este instituto se vea en peligro por vuestra presencia indeseada aquí que haga que las clases estén con más alumnos de los que deberían. Así que hacer el favor de buscaros otra escuela que os permita llevar esas pintas de tres al cuarto. - la misma chica de la carrera, aunque no me había quedado con su cara, se adelantó a sus compañeros y vino hacia mí.

- ¿Por qué no vienes y me lo dices en la cara? - yo no me achanté por su actitud ruda y le contesté.

- Por supuesto, reina de las cucarachas. - sin embargo, nuestra discusión se vio cortada por Chan, quien intentó poner orden.

- Por favor, chicos, ¿podemos intentar llevarnos bien? No nos queda otra que compartir espacio y habrá que respetarse los unos a los otros, al menos, de momento.

Amor - CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora