La luz del sol se esparcía por toda la habitación donde estaban dormidos una pareja de jóvenes plácidamente y sin preocupaciones. Meliodas estaba dormido a la orilla de la cama con una tranquilidad y pues elizabeth tenía una pierna en el fuerte pecho del rubio y su otra pierna en lado contrario. Una forma inusual de dormir no creen. El brillo del sol alumbraba demasiado en la cara de la albina haciendo que esta pelee con la nada, sabiendo que por las mañanas esta de mal genio. Sintió que su pie tocaba algo duro y al levantarse a revisar se sorprende al ver a un chico rubio acostado en la misma cama con ella. Quiso gritar, pero no podía arriesgarse a despertarlo y ser tratada a su gusto. Se tapó la boca y con toda la valentía que le quedaba se fue sentando en la orilla de la cama, pero para su mala suerte la cama daba un chillido escandaloso haciendo levantar al oso de meliodas, estirándose y bostezando. Meliodas al mirar a elizabeth temblando puso una cara de desagrado y le toco abrir la boca para explicarle lo que pasaba aunque ella sepa.
-buenos días-. Fue lo único que dijo, porque elizabeth se había levantado de la cama y salió despavorida de la habitación y lo peor es que gritando-. Demonios.
Elizabeth no sabía por dónde salir corriendo, si tirarse por la ventana o bajar las escaleras como loca y salir por la puerta principal. Decidió bajar las escaleras ya que no quería morirse solo por escapar de un secuestrador sexual. Meliodas salió de su cuarto y pudo visualizar como la albina rodaba por la escaleras y sin quejarse del dolor, acción que le saco una pequeña risa a meliodas por lo torpe que podría llegar a ser elizabeth. Elizabeth al tocar el suelo sé para de inmediato y comienza a correr, claro que se percata que meliodas la sigue también y por eso ella corrió con gritos por toda la casa. Meliodas le toco corretearla por todos los lados de la casa y pareció difícil alcanzarla, pero por obra del destino elizabeth se tropieza y se cae al sofá de cara.
-auch-. Decía la pobrecita, mientras se quedaba quieta, perfecto momento para ser agarrada.
-pero que difícil eres sabes-. Meliodas se sube al sofá la coge de la cintura y tiene una buena imagen de su trasero. Bueno, ella llevaba una ropa que tanto le gustaba ver a meliodas, solo que meliodas se asqueaba de tan solo verla.
-suéltame pervertido-. Trataba de zafarse de su agarre.
-quédate quieta.
-NO.
-pero que mujer tan inquieta.
-SUELTAMEEE AHHHHHHH-. Meliodas le cerró la boca y alzo como un saco de papas llevándola de nuevo a su cuarto.
Elizabeth gritaba y pataleaba, pero aun así meliodas no reaccionaba, aunque ya estaba al borde de la desesperación. Cuando al fin llego de nuevo a su cuarto, la lanzo con brusquedad a la cama y ella respiraba agitada y temblaba un poco por lo que iba a hacerle.
-si vas a violarme hazlo ya. Vete al infierno malparido-. Elizabeth cerró los ojos y las piernas esperando la acción del rubio.
-estás loca o que niña. No te voy a hacer un pepino y menos con una chica apestosa como tú.
-¡¡me dijiste apestosa!!
-hueles horrible, como a huevo podrido o pescado muerto.
-te estás pasando extraño que no conozco. No permitiré de ningún modo que me trates como se te pegue la gana.
-entonces no tienes problemas si hago cosas cochinas con una apestosita como tu verdad.
-AHHHHHHHH.
Elizabeth se tiro al piso a rodar para luego meterse debajo de la cama y quedarse supuestamente segura. Meliodas solo vio eso como una tontería, una tontería muy infantil.
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LOBO MALDITO: la cacería de las bestias
FanfictionSoledad, es lo único que encontraras en el pueblo de Montmell-Marmellar, donde la gente entra y ya no podrá salir normal. Se escuchan muchas historias y mitos pero se tiene que tener valentía para no salir loco que aquí. Elizabeth lionés, una dulce...