¿Saben lo que es la vida de un estudiante promedio? Espero que sí, porque la mía ya me estaba cansando. Estaba hasta el cuello de ser la mejor guerrera de Dios. Lo peor del caso era que yo había elegido la carrera universitaria que quería estudiar. Era tonta, estúpida, ¿en qué momento de mi vida me caí y dije “quiero estudiar medicina”? ¡Porque la verdad me arrepiento de haber dicho eso!
—Creo que veo la luz —escuché la queja de Lucía a mi lado.
Estábamos las dos tiradas en el suelo de mi cuarto. Ambas habíamos decidido estudiar para los exámenes obligatorios que teníamos en febrero, y recién estábamos en diciembre.
—En cualquier momento mi cerebro se jubila —murmuré con desgana.
Miré el techo parpadeando muy lentamente. No quise moverme mucho debido al increíble desorden de hojas, libros y lapiceros que tenía esparcidos por todo el suelo. Cuando digo todo, es todo; había incluso debajo de la cama, ni siquiera estaba muy segura de cómo llegó eso hasta ahí.
—Yo aún soy partidaria de prender fuego la facultad mientras estamos dando el examen. Deben aprobarnos sí o sí en ese caso —se levantó de golpe mirándome con una sonrisa.
—Lucía —solté con el entrecejo fruncido, de seguro se esperaba un regaño—, eres una genio —se me escapó una risita.
—Nadie incendiará nada —la voz repentina de mi madre me hizo sobresaltar.
—¡Por Dios, mujer! Casi haces que conozca a mi bisabuela —chillé espantada.
—Vives para quejarte simplemente —replicó, dejando una bandeja con la merienda sobre el mueble de la televisión.
—Es lo mínimo que puedo hacer antes de morir —dramatizé, dejándome caer nuevamente en el suelo.
La vi negar con desaprobación y luego irse, cerrando la puerta en el proceso.
—Lo único que me motiva a estudiar para salvar el examen es el concierto que tendremos en marzo —habló Lucía, tomando una de las tazas con chocolatada.
Suspiré resignada. Estaba segura de que no podría ir a ese mísero concierto. Moriré sin conocer a mis lindos y perfectos amores, lloriqueé para mis adentros.
—No creo que vaya a poder ir, ¿lo sabes? —comenté, dejándome morir en el suelo cual babosa en sal.
Lo único que recibí fue una patada en la pierna por parte de ella. Me quejé, viéndola de mala manera. Era una bruja agresiva.
—Vuelve a decir eso, y la próxima va a tu cara —me señaló con un tono de clara advertencia—. Es nuestro último examen y ya está, se terminó. Debes recibirte junto conmigo, o de lo contrario también me atrasaré solo para recibir el título juntas.
—Llegas a hacer esa estupidez y te juro que te corto las tetas —me senté en el suelo, ahora más espabilada.
—Entonces deja de quejarte, Delta, y ponte a estudiar —me regañó, metiéndose un bizcocho entero en la boca sin morderlo.
—Está bien, pero en caso de que fuéramos…
—Iremos —me interrumpió con la boca llena.
—En el caso de que fuéramos a ir —remarqué sin dar el brazo a torcer—, ¿crees que estarás bien? Digo, es que por esas fechas es cuando comienza tu celo. Yo estaré bien, el mío viene en enero si no se atrasa y hasta abril estoy lo más bien.
La vi mirar a la nada unos segundos mientras masticaba concentrada. Parecía estar en otro mundo, incluso había tomado de la taza sin siquiera pasar la comida. Qué asco. Finalmente, me miró asintiendo.
—Sí, tomaré supresores y me aseguraré de poder ir —asintió con una sonrisa cerrada.
La miré no muy convencida. Si su celo se desata en medio del concierto, estaríamos en problemas. Para empezar, porque ambas éramos omegas y dudaba mucho que hubiera alfas cerca. Sería complicado salir de una situación así, y ni siquiera estaríamos en el país, lo cual lo hace mucho peor.
Decidí no decir nada por el momento. No quería discutir. Primero debía asegurarme de salvar el examen y ya luego me ocuparía de ese problema cuando llegara el momento.
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Aroma a vainilla | Kim Taehyung
Fanfiction───EN PROCESO─── "──Entonces, ¿Crees que puedas préstame tu hoddie?. Se dio media vuelta esperando a que le respondiera. ── ¿Qué haz dicho?, es que me distraje viendo tu trasero".