Mi turno, mi juego.

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"Pido al gran infierno,
Un simple deseo,
Que en son de tu dolor,
Pueda vengar tu sangrar
Y al culpable castigar. "

— ¿G?

18/Octubre/2005

El castaño entra a la casa, el silencio le hace saber que seguro el señor Pérez se ha ido, por tanto Horacio debería estar en su cuarto llorando. Basta dar unos pasos en ese pasillo para sentir un disparo en el corazón, un golpe en el pecho. Horacio yacía tirado en el suelo de la sala. Se acerca con avidez, tirándose de rodillas ante el menor.

—¡¿Horacio?! ¡¿Horacio?! ¡¿Qué tienes Horacio?! — musita con preocupación.

Toma su pulso rápidamente, una vez lo comprueba , posa sus manos en el rostro del pelinegro, observando la marca de la cachetada y el labio herido del menor.

— ¡¿Qué coño te hizo?! — pasa su mano por el labio con suavidad. — ¡Despierta!

Toma el cuerpo de menor y lo pasa al sofá, acto seguido corre al baño, abre el botiquín que si no fuera por las vendas, la botella de escaso alcohol y los algodones estaría vació, toma estas dos últimas cosas y regresa con Horacio. Coloca algo del líquido incoloro en el suave textil para pasarlo en la nariz del pelinegro, esperando que recupere la conciencia, pero no reacciona.

— ¿Por qué no despierta?

En su desesperación vacía la botella de alcohol en el algodón dejandolo empapado, lo pasa en la nariz, deja unos minutos y no reacciona. Su respiración se vuelve brusca, sus manos comienzan a sudar.

— Horacio....— murmura con un hilo de voz— ¿Porqué no reaccionas? — saca su móvil e instintivamente le habla al primer contacto "Andy" agradeciendo que aquel chico le contesta de manera rápida.

—¿Gustabo? ¿Qué tal? — contesta la voz de manera alegré.

— ¡Andy! ¡Horacio! ¡Horacio no despierta!

— ¿Cómo? — el chico se levanta de su escritorio donde se encontraba haciendo su tarea— ¿Qué diablos paso?

—Su padre, su padre, le ha golpeado, por Germán, les vió, joder es que no sé porqué no reacciona, le pase alcohol y con eso debería funcionar ¿no? —explica rápidamente.

—Ya ya, debería. — toma su chaqueta y las llaves de su auto — Voy para allá, mantén la calma y llama a una ambulancia y a los demás para informarles del estado de Horacio. — cuelga y sale de su casa para ir a la de Gustabo y Horacio.

Al finalizar la llamada marca a la ambulancia, la llamada no entra, vuelve a intentar, el tono de que está entrando suena por varios segundos hasta mandarle a buzón, intenta una última y manda directo a buzón.

—¡Puta ambulancia! —lanza el teléfono al suelo.

Gustabo no podía estar tranquilo hasta escuchar la voz del pelinegro, hasta que esos ojos miel le observarán. 

— Eres un imbécil, decidiste acompañar al rojito ese y mira lo que le ha pasado a Horacio. ¿Esto es control? — el tono de aquella voz que salía de la lobreguez era de burla.

— ¡Cállate! ¡Dejame de una puta vez! 

— Pero Pogo solo quiere ayudar.

— ¡No me ayudas, no te necesito, vete ya! 

Las discusiones con esa voz solo pudieron ser cesadas al prender el televisor a un volumen alto, no prestando atención al programa, pero matando al silencio de la sala. 

✧ ɪɴ ᴍʏ ʜᴇᴀᴅ ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora