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Gracias por compartir mi historia, por leerla, por +4k leídas, +400 votos y +200 comentarios💛. Me siento tan feliz :)

pd. Me encanta leer lo que comentan. ¿Has tenido cambios de gusto por uno de los chicos? ¿Alguno terminó gustándote más que otro?

¡Disfruten la lectura! (Recuerden: si el capítulo les aparece con guión corto, carguen de nuevo).

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Dallas y yo nos giramos hacia Braeden lentamente, en busca de una explicación.

Nos comentó que la explosión se debía a que su nueva amiga estaba probando fuegos artificiales en la terraza, lo que hizo que algunos de los chicos salieran de su habitación, entre preocupados y asustados, y nos encontráramos en el techo con Dorito, la amiga de Braeden.

Resultó ser una abuela alocada y bastante simpática.

Oh, y a Asaf casi le da un infarto con la explosión de otro cohete, que sonó justo cuando llegaba a casa.

Después de que Dorito se fuera en el taxi que habíamos llamado, Braeden se quedó estudiando en la cocina mientras el resto subimos a dormir.

La mañana siguiente, fue extraña. Pasaron muchas cosas.

Estaba saliendo del baño de mi habitación —que por fin habían arreglado, por cierto—, envuelta en una toalla y con el cabello mojado cuando recibí una notificación. En mi cama, el teléfono vibraba con mensajes de Harper y una llamada de mamá.

Hablé un rato con mi madre. Me contó de su semana, en la que no había pasado mucho fuera de lo normal, y que a su novio —un policía de Texas bastante agradable— lo habían ascendido a detective. Me alegré por ambos, porque sabía que aquel logro también se debía al apoyo de todas las mañanas y cenas de mamá, y les mandé felicitaciones.

No tenía la relación más cercana con Robbie —el ahora detective—, pero igual me alegraba por él. Nos trataba bien, y se notaba que quería a mamá.

Al colgar, respondí los mensajes de Harper y me vestí para bajar al desayuno.

En la barra de la cocina, dormía Braeden sobre sus notas plácidamente. La baba corría por su cara. No le habría dado tiempo de subir a su cama y dormir.

Detrás de él, Harry preparaba un sándwich.

—Buenos días —comenté al llegar.

—Buenos días, Paige —murmuró, bostezando—. ¿Quieres un sándwich?

Asentí, pero recordé que estaba de espalda, por lo que no podía verme.

—Por favor —afirmé, sentándome junto a Braeden—. ¿Qué tal estás? No te he visto últimamente.

Harry era un chico guapo, pero simple. Tenía la piel tan bronceada que parecía que había estado días metido en la playa. Además, su cabello rubio, clarísimo y algo largo, estaba en armonía con sus pecas y ojos castaños.

Un tipo natural.

Ni muy alto, ni muy bajo.

Ni muy delgado, ni muy relleno.

Podría pasar como surfista y todo, pero dudaba que fuera lo suyo.

—Lo sé —sacó el queso del refri y volvió a los sandwiches—. He estado ocupado entre la universidad, las pasantías y mis padres. Es un desastre.

—¿Está todo bien?

—Lo estará —dejó un plato para mí y se sentó al frente con el suyo—. Mis padres quieren que participe en un caso con la policía de Georgia. Uno real.

Asaf y la alerta auxilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora