CAPÍTULO 33

584 76 150
                                    

Jimin dejó de respirar al escucharla.

¿Hablar con ella? Él no tenía nada que conversar con esa mujer. Mucho menos después de que lo hubiera humillado verbalmente varias veces durante su estancia en el palacio, desmereciéndolo y tratándolo como si fuera un prostituto.

–Reina Soora, ¿se puede saber qué hace en mis aposentos? –le gruñó el rubio, con fingida molestia. La realidad era que estaba temblando como gelatina del miedo que le tenía. Pero como todo un hombrecito valiente, él no estaba dispuesto a admitir aquello.

–No hace falta que seas descortés –se carcajeó ella, pasando su mano a lo largo de su perfecto cabello liso. –Así como tampoco hace falta que te ocultes detrás de alguien que no eres.

El doncel se cruzó de brazos y cambió el apoyo de su peso de un pie al otro.

–Me gustaría que fuera clara con respecto a sus intenciones y que se retire. Hay una despedida a la cual debo asistir.

–Pues tu presencia no es obligatoria –la dama se puso de pie y caminó con pereza en dirección a Jimin, que se tensó en su lugar al ser consciente de la enorme altura que poseía ella. Tal como sus hijos, la mujer era imponente. –No creo que un accesorio como tú sea extrañado en la despedida de mi hijo. Supongo que ya se habrán despedido lo suficiente anoche...

–¿Disculpa? –el rubio abrió los ojos como platos y se la quedó viendo. Soora le desafió con la mirada, entre tanto una sonrisa malévola decoraba sus facciones.

–No podría disculpar a un maldito prostituto como tú –su sonrisa se esfumó tan rápido como había llegado. –¿Creías que nadie en el castillo se enteraría de que el sucio concubino de Taehyung se revuelca con su hermano? Fue fácil que tus gemidos de puta entregada llegaran a oídos de mis informantes. ¿Has pensado en cómo se sentiría Ji-Eun si lo supiera? ¿Siquiera pensabas que Taehyung no se enteraría? Por todos los cielos... ¡Espabila, muchacho! Estas paredes estarán hechas de piedra, pero lo que pasa entre ellas no es secreto. Taehyung está al tanto de tu traición tanto como yo.

Jimin se vio abofeteado por las palabras tan directas.

Si evaluaba detenidamente lo último que Soora le dijo, el reciente cambio de comportamiento del príncipe cobraba sentido. El trato que tenía hacia él, se había modificado con respecto al que mantuvieron antes. El peliceleste había pasado a ser una caja de sorpresas en poco tiempo. Uno no sabía con qué podía encontrarse o con qué tendría que lidiar.

–¿Ta-Taehyung lo... sabe? –inquirió el plebeyo, sintiendo que la habitación le daba vueltas.

¿Qué haría?

El príncipe fue tan noble y atento con él que no se merecía que le estén mintiendo en la cara. Jimin no pudo creer lo egoísta que estaba siendo al no querer soltar su mano ni apartarse de su favor.

No es que fuera por enamoramiento. No. La cuestión era que temía confesarle al primogénito que no podría corresponder a sus sentimientos, ya que estaban reservados para Jungkook desde que era un simple niño. Taehyung podría tomar represalias al sentirse herido y quién sabe lo que haría. ¿Sería capaz de perder la cordura de nuevo?

Además, era posible que lo eche a patadas de sus dominios. El doncel regresaría a la calle, sin un refugio y en tierras ajenas. Con su amado lejos y sin saber cuándo regresaría, un joven con sus proporciones y belleza sería víctima fácil, tal como lo era una mujer andando sola. Sería incapaz de defenderse frente a un hombre de grandes proporciones, porque no era más que un enclenque débil. Terminaría medio muerto al borde de un camino, con su cuerpo abusado por manos extrañas o incluso algo mucho peor.

Kivara (Kookmin / Vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora