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Olimpo
Hora: Desconocida
La fiesta
Narrador omnisciente

Todos los dioses se prepararon para celebrar el triunfo de aquellos que habían logrado pasar a la segunda competencia, el lugar era grande lleno de comida, con música festiva y alegre, algunos danzaban y otros tan solo reían.
La envidia existía en el Olimpo miraban con horror Afrodita que sin pudor alguno coqueteaba con la mayoría de dioses, bailaba sensual hipnotizando a los dioses.

Al otro lado estaban los peones que se encontraban en sus debidos cuartos, Adelina salió de su cuarto, asombrada al ver que su herida había disminuido.
En el camino se topo con algunos peones, ninguno conocido para ella, siguió su camino y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en otro lugar en donde destacaban risas, decidida se adentro y noto todo el ambiente.

Coqueteos, peleas, risas, danzas y música alegre, detallo a cada uno y no tardó en darse cuenta que esa fiesta era solo para dioses debido a que todos eran perfectos.

Habían chicos y chicas de piel blanca, morena, oscura, azul, verde, ojos de color azul, café, verde, rojo y todos se veían sin un rastro de imperfección, destilaban sensualidad, fuerza, ¿Cómo puede haber tanta belleza en un solo lugar?

—No deberías de estar aquí —Una voz gruesa hablo detrás de Adelina.

—¿Tú? —Quedo estupefacta al notar la belleza inhumana que se notaba en el, ¿Cómo era posible?, No sentía miedo o tristeza al contrario solo sintió una corriente de deseo.

—¿Qué haces aquí? —Una tercera voz se hizo notar pero ella simplemente lo ignoro estaba encantada de poder volverlo a ver.

—Creo que te están hablando linda —Le dió un beso en la mejilla y se fue perdiéndose entre los demás dioses, volvió a la realidad y no sabía que había pasado.

—¿¡Qué haces aqui!? —La saco fuera del lugar.

—No lo sé, solo quería fumar algo, ¿Qué paso? —Estaba totalmente desconcertada, seguro fue un recuerdo lo que tuvo por qué esa persona no podía estar ahí, simplemente por qué estaba muerto y menos despertar esas sensaciones (multimedia).

—Como que, ¿Qué paso? —Hefesto comprendió que había caído bajo los efectos del dios Eros —Te encontraste con el dios de la perfección, el despierta deseo sexual para todos.

—Pero el era —Trato de hablar pero Hefesto la interrumpió.

—El era tu definición de perfección —Solto un suspiro pesado—La perfección es distinta para cada ser humano y cuando tú lo ves el toma la forma que para ti es perfecta, así que no importa a quién hayas visto por qué no es real —Miro a los lados —No vuelvas a estar por estos lados sola, no sabes lo que los dioses pueden hacer con tal de ganar, eres mortal y puedes caer ante las tentaciones.

Ella seguía en shock por qué quería volverlo a ver.

—Entiendo, ¿Cuándo entrenaremos? No quiero morir en la próxima competencia —Decidió cambiar de tema, ya que sentía un poco de tristeza al saber que el chico que había visto ya no lo vería más y que tan solo era una ilusión.

Un recuerdo fugaz se hizo presente
—Tranquila, estarás a salvó —La beso de una manera intensa—Estoy para ti y tu para mí es lo que importa.

—No quiero perderte —sus ojos se inundaron de lágrimas —Es un hombre peligroso, ya no quiero hacer esto

Solo vendo está mercancía y ya está —Sonrió seguro de si mismo —Lo haré por ti preciosa —Beso su mano.

—Ya pensaste en, ¿qué es lo que quieres? si ganamos, por supuesto.—Se acomodó su traje y la saco de su pensamiento.

—No, entonces, ¿entrenaremos o seguirás aquí ? —Adelina observo como una diosa salía contorneandose.

—Si no fuera por qué está con Hades —Hefesto hablo por lo bajo.

—Crei que los dioses se metían unos con otros sin importar con quién estuvieran —Lo devolvió a la realidad.

—Es verdad pero Perséfone es la excepción, no quiero problemas con Hades —Se peino —Me iré a cambiar y entrenaremos, espérame por allá —señalo una fuente.

Sin importar la hora que fuera, ambos entrenaron esa noche alistándose para la próxima competencia.

—¿No estás cansada? —Hablo Hefesto

—Si pero prefiero entrenar a morir en la siguiente competencia —Dejo caer la espada en el escudo que sostenía Hefesto— Aparte mi pierna ya está bien.

—Las competencias cambian, Zeus las diseña —Respodio con fuerza mandandola hasta el fondo de la maleza que estaba en el bosque — Nadie las sabe.

—¿Qué crees que sea? —Respondio sacudiéndose las hojas que estaban en su atuendo.

—Le gustan mucho los gigantes, tal vez te ponga uno —Adelina asintió —Buscare ropa apropiada para ti por qué eso que traes puesto ya da asco.

Adelina arrugó su nariz al ver a qué se refería.

—No es como que haya mucho que ponerse — Se sentó en el césped que estaba adornado por esculturas y antorchas.

—¿Ahora quieres que sea diseñador? —Alzo una ceja jugando.

—Quiero que dejes de ser tan tonto y que me consigas un cigarrillo por qué ya no aguanto tanto estrés.

—Aqui no existe eso—Arranco una flor y la presionó contra su mano, provocando que se volviera una fruta —Te buscaré ropa.

—Puedes convertir flores en frutas pero no en cigarrillos?, Debe ser una broma —Le quito la fruta y la mordió.

—Esta bien, no quiero conseguirte eso, te necesito fuerte —La encaro— Y si a ti te daña, me daña a mi.

Decidieron dejar de entrenar ya que ya era algo tarde, Adelina debía dormir y Hefesto averiguar quien era la persona que Adelina vio en Eros.

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Competencia De DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora