Capítulo único

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Osamu no tomaba muy en serio a Atsumu cuando este se enojaba. Bueno, en realidad la mayoría del tiempo le daba igual si su hermano se molestaba a menos que se metiera directamente con él o hiciera algo que lo provocara.

Sin embargo, había ciertas ocasiones en las que el enojo de Atsumu se convertía en algo serio. No un enojo que se le pasara unas horas después o que se le quitara dándole comida.

Atsumu Miya estaba realmente enojado con Osamu. Y él sabía la razón.

—Realmente, realmente lo siento, Osamu —le dijo por décima vez Aran, inclinándose y poniendo las palmas juntas delante de su rostro. Su expresión en ese instante era del más puro arrepentimiento—. No pensé que iba a resultar así.

Osamu alzó la vista al terminarse la botella de agua que estaba bebiendo mientras descansaba en el suelo. El entrenamiento había terminado, aunque no fue tan productivo como se esperaba. Su hermano gemelo no estaba nada concentrado en ello y más de una vez hizo pases… asquerosos. De verdad espantosos. No estaba en su mejor momento. Y de nuevo, él sabía por qué.

Volteó a ver hacia donde estaba el rubio, quien estaba ayudándole a Omimi a bajar la red de voleibol. Pero lo raro de todo eso era que Atsumu se encontraba sumido en un mutismo particular, su boca estaba completamente sellada y el semblante que traía se asemejaba a cuando en casa tenía daño estomacal: irritable, sensible y gruñón.

—No hay problema, Aran-san —contestó Osamu, encogiéndose de hombros y levantándose de un salto—. Después se le pasará. Ahora está haciendo berrinche nada más.

—No creo que esta vez sea solo un berrinche —mencionó Kita-san acercándose a ellos, también contemplando de lejos el comportamiento de Atsumu. El tono firme con el que habló el capitán le hizo recordar a Osamu que, en efecto, no era solo una pataleta más del rubio—. Está de verdad herido.

—Demonios… lo siento mucho —volvió a mascullar Aran, pasándose una mano por la cabeza. Kita a su lado le dio unas cuantas palmadas de ánimo que contrastaban por completo con su expresión severa.

—No es nada, de verdad…

—¿Y si voy a hablar con él? —mencionó una cuarta voz cerca de ellos, a lo que todos voltearon a verlo. Suna estaba apoyado en la pared cerca a la puerta de salida, observando toda la situación con sus ojos sagaces—. Después de todo, también estoy implicado ahí.

Osamu suspiró alto y fuerte, rascándose la nuca con rapidez. Sentía que un tic nervioso le saldría en el ojo en cualquier instante, cosa que solo sucedía cuando se trataba de su hermano; ese idiota siempre lograba sacar su peor lado. Aunque esta vez… quizá tenía una razón justa para estar enojado.

Dos horas atrás, aproximadamente, todos estaban preparándose para entrenar. Osamu y Atsumu estaban bien, no había habido ninguna pelea fuera de lo normal en aquel día y todo transcurría de una forma bastante pacífica en sí. No fue hasta que el gemelo rubio escuchó sin querer una conversación entre Aran y Kita que todo se fue al demonio…

Una conversación sobre Suna y Osamu. Una conversación sobre la reciente relación que aquellos dos habían formado. Aran lo mencionó de casualidad a Kita, diciendo que se alegraba de que por fin el “tonto” de Osamu se hubiera confesado a Suna, que era demasiado obvio para todos que le gustaba.

Aunque al parecer no fue tan obvio para el rubio…

En cuanto escuchó la conversación, lo que hizo de inmediato Atsumu fue correr hacia Osamu pidiendo explicaciones, gritándole que por qué no le había contado antes algo así. Bueno, a simple vista fue una pelea simple, aunque para los que los conocían sabía que no era el caso.

Todo por un secreto |MiyaTwins|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora