— Todo salió bien ¿no? Nadie puede participar en la segunda fase lleno de preocupaciones.
Justo ahora, la itako estaba casi al lado del maestro del ying y el yang mirando el océano en aquella calmada mañana.
Todo indicaba que era posible tomar un respiro. Anna había dejado como "concluso" el entrenamiento de Yoh, no porque ya no pudiera fortalecerse más, sino porque ya no era necesario... Era obvio que como shaman nunca superarían a Hao, pero ella sabía muy bien que su prometido planeaba algo. De alguna forma todo saldrá bien, esa era la frase favorita de él, y confiaba en que de alguna manera, Yoh haría que todo saliera bien. Su tarea como entrenadora había finalizado, pero su trabajo como esposa apenas iniciaba... Ella estaría con él hasta el final apoyándolo y siéndole de ayuda.
— ¿Por qué no destruiste esa nave? No te habrás detenido solo porque un ángel te iba a atacar ¿verdad?
—En verdad lo sabes todo— respondió el shaman escondiendo una sonrisa.
Aquella mujer en verdad era codiciable. Hermosa, inteligente, fuerte y con carácter, de alguna forma Hao sentía que podía confiar un poco en ella casi de la misma forma en que lo hacía con Yoh. Ella era similar a él en muchos sentidos, y sus palabras siempre iban enserio con ella en cuanto al papel de consorte... Pero sabía bien que la decisión de Anna, y también se había dado cuenta de la relación genuina entre ella y su gemelo.
—Cuando un padre y un hijo se encuentran después de tanto tiempo, dudo un poco— dijo mirando fijamente a su futura cuñada mientras permanecía sentado en la arena de aquella solitaria playa. La rubia le mostró una sonrisa amable por primera vez, mirándole de igual forma.
—Quizás ese es tu punto débil— pronunció suavemente aun con actitud amable.
—Quien sabe—respondió él sonriendo de una forma menos agraciada.
Anna lo sabía, que posiblemente Hao ya sabía de la existencia que crecía en el interior de ella, y eso en realidad ya no importaba, siempre y cuando no se le ocurriera atentar contra aquella pequeña vida. Su vientre se había hinchado un poco, pero el vestido negro de siempre parecía ser suficiente para disimularlo al grado en que parecía que nadie se había percatado de su verdadero estado... Aunque la verdad es que la mayoría de la gente que la rodeaba eran genuinos idiotas.
Tal como se había acordado, los dos hermanos se habían encontrado. Por alguna razón a Yoh no parecía preocuparle el estar a solas con su "malvado" gemelo, aun sabiendo que éste deseaba tomar su alma. Pero sabía también que Hao no intentaría robarle el alma hasta que él fuera fuerte, hasta que alcanzara su límite... Y parecía faltar aun para ello, eso ocurriría justo antes de que todo terminara.
Su hermano mayor...
Con lo poco que pudo hablar con él, Yoh había entendido algo. La verdadera debilidad de Hao, quien debajo de ese caparazón de poder y fuerza guardaba una profunda tristeza por la que nadie se interesaba.
Matamune lo había dicho, que aquel hombre en realidad era muy amable y bueno, pero había terminado torciendo su camino. Ahora Yoh lo comprendía un poco... Pero sabía que los demás no aceptarían ni entenderían fácilmente.
Porque Hao era el enemigo, odiado y temido por todos...
Él era un poco parecido a Anna, ambos con el corazón herido cargando en silencio con una dolorosa tristeza y soledad, sin ganas ni intención de abrirse ante nadie. Y era por esa misma razón que Yoh no podía simplemente dejarlo, al igual que se había esforzado por salvar a Anna, lo intentaría para salvar a su hermano gemelo, que también tenía un buen corazón escondido debajo de toda esa oscuridad.
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Un heredero para los Asakura
RomansaEllos eran jóvenes, él tenía sólo 15 años y su novia 14. Pero pese a su corta edad, los adultos habían decidido que ellos debían tener un hijo para tener asegurado al siguiente heredero de la familia.