Cuando Yuzu despertó le dolía tanto la cabeza que sintió esas ganas de cortarse la cabeza para dejar de sufrir. Parpadeo lentamente y al verle techo tuvo la vaga idea de estar en un hospital, cerró los ojos, la cabeza comenzaba a taladrarle horrible y el cerebro pedía piedad. Reunió sus esfuerzos y aspiro hondo y pausado, no le llego ese olor a alcohol y desinfectante así que no estaba en un hospital, algo bueno, odiaba esos lugares desde niña. Ahora que lo analizaba caso paso toda su vida en un hospital, antes por su leucemia y después porque se metía en cada problema y tenían que curarla.
Abrió los ojos de nuevo y se incorporó, si tenía algolagnia la aprovecharía al máximo para que su dolor se convirtiera en algo agradable, y funciono tanto que sintió la erección.
-Maldición, debo practicarlo como me ha dicho Lee. –murmuro de mala gana.
Estaba sola y se tocó la frente, la venda estaba ligeramente más apretada de lo pasable y al intentar quitársela un pinchazo la sobresalto por el agudo dolor que no pudo convertirse en el placer, eso la extraño.
-Un límite, eso es bueno... supongo –dijo mientras intentaba recordar como llego allí.
Se levantó de la cama y se mareo, sin poder tener de dónde agarrarse se fue derecho hasta golpearse la frente contra lo último de la puerta y una imagen vino a sus ojos.
-Te he arrebatado tus sueños, Yuzu. Es mi turno de regresártelos. –era Noa a los pies de su cama de hospital. –Tú has sufrido más que nadie el ser reemplazo de todo... incluso te reemplazaron conmigo, cuanta oscuridad has reunido en tu corazón, déjame darte esperanza por primera vez-
Yuzu jadeo, no se movió y se quedó quieta, admirando su interior; que era un remolino lleno de caos con imágenes que no podrían existir pero estaban en su interior como antorchas que alumbraban la oscuridad.
-Así que era eso... -miro aquello. –La culpa... el dolor. De esto huía en verdad.
Los pedazos de memoria que llegaban de vez en cuando iban formando el cuadro que se admira cuando terminas el rompecabezas. Había pensado que encontraría una imagen hermosa y llena de admirable vida cuando escuchaba de los demás decir que era sociable y fuerte. Lo que estaba descubriendo era una Yuzu indefensa, débil y sin poder tener un papel en su propia vida. Todos los que la rodearon quisieron ver en ella a alguien perfecto para sus intereses. Ya no estaba segura de querer recordar nada más.
-¿Qué es lo que deseas hacer cuando seas mayor, hermana? –le preguntaron en su mente.
Yuzu sonrió. Hizo lo que quiso apenas pudo tener un cuerpo fuerte luego de esa operación que mato a Noa Kitajima. Huyo lejos de sus madres y de todos, encerrándose en su auto odio corrió para experimentar cosas nuevas, para no pensar en ese rencor que le tenía al mundo lujoso del cual venían sus padres, ese mundo que la redujeron a nada.
Nadie comprendería ese dolor; era fácil para la gente decir que se llora por nada y que se debe luchar. Esas personas son las que nunca fueron cuartadas de libertad, a las que jamás se les negó ser ellas mismas para imponerles deseos egoístas. Yuzu sabía que existían personas que podían conseguir su libertad bajo esas circunstancias y que eran pocas ellas las que ponían ofrecer palabras de fuerza, pero el escucharlas le producía ira; no todos somos así de fuertes, no todos podemos recorrer ese mismo sendero ya que para conseguir la libertad debe sacrificarse sueños para ello. Yuzu perdió un sueño hermoso, uno que no recordaba pero quemaba en su corazón con dolor y esperanza, ¿qué fue lo que dejo ir para poder librarse de las cadenas?
Ya no importaba, ahora mismo volvía a tenerlas en su cuello por el bien de Mei Aihara. Sabía que nadie puede huir de nada para toda su vida, por eso mismo antes del accidente volvió a Tokio, seguramente para entregarle a Eiji Kitajima su voluntad y seguir adelante con el matrimonio que debió arreglarse con Noa de estar ella viva.
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EN BUSCA DE LA LIBERTAD (CITRUS)
FanficMei Aihara siempre tuvo una vida recta y educada sin cuestionar ninguna orden. Un día, decide ir a una fiesta por curiosidad y conoce a Yuzu; una joven que siempre hace lo que quiere sin miedo. Comienza a darse cuenta de que no quiere una vida llena...