estando frente a los demás no solían decirse mucho
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Vegetta terminó de preparar su tienda para acampar esa noche bajo las estrellas junto a sus amigos en camino a unas lejanas tierras. Era el segundo día de ellos viajando en caballo, realmente estaba lejos su destino.
Se acercó a la fogata en la que se encontraban sus compañeros charlando después de la cena, poco a poco cada uno de los guerreros se fue a dormir en sus respectivas tiendas, con su mirada vió a Rubius meterse en la de ambos.
De Luque esperó un poco y se despidió de Luzu y Alexby quienes serían los guardias de esa noche, argumentando que en cuanto ellos quisieran dormir lo despertasen para cubrirlos.
Quitó sus zapatos antes de entrar de una manera sigilosa por si el rubio estaba dormido, más los ojos esmeralda de este le miraban mientras cerraba el cierre de su tienda dandoles su único momento en todo el día.
Samuel sonrió cuando se encontró con la sonrisa de el rubio y se colocó a su lado. No hacía falta decir que debían ser bastante silenciosos, ambos lo sabían. No se sentían listos de confesar su relación publicamente.
Samuel pasó su brazo debajo de la cabeza del híbrido para hacer que este se recostara sobre sí y poder acariciarle en la oscuridad. Podía sentir el cabello de Rubén por debajo de su barbilla, la respiración del rubio coincidiendo con la suya y sus largos y delgados dedos haciendo figuras en su pecho y abdomen. Se sentía feliz, orgulloso, valiente, satisfecho. Rubén le hacía sentir tantas cosas en su pecho que incluso podría llorar.
Te amo. No pudo evitar soltar con sus ojos cerrados, escuchar el susurro de un Yo te amo más de Rubén fue suficiente para no necesitar otra cosa en el mundo.
