Respiré profundo el aire de esa mañana, la brisa corría suave moviendo tan solo un poco mis cabellos, la bendición de Solus aún no quemaba, solamente traía una tibia sensación de su presencia, el Mirador de las Estrellas, era mi lugar favorito, se había transformado de ese modo desde que Kirito me había traído una noche de cielo despejado y limpio de nubes, me había arropado con su gabardina y sentado tras de mí, abrazándome, ocupó su encarnación para crear pequeñas luces que parecían estrellas fugaces rodeándonos en medio de la claridad del firmamento, pero era al mismo tiempo sigiloso, cómplice e íntimo.
Recordar esa primera noche en ese lugar, formaba un sonrisa en mis labios, y un suave calor burbujeando en mi pecho, habían pasado varios meses desde aquel día, aunque era increíble que sin importar cuánto tiempo, se sentía tan viva esa sonrisa y el beso compartido con las estrellas creadas por él.
Era maravilloso, sentí que quería darle algo igual de especial, por más que no lograra conjugar en mi mente alguna, es que él me había traído su cielo estrellado a mí alrededor.
Suspiré, al mismo tiempo que paso tras paso sentí a alguien acercarse, solamente podía ser él — Nergius san nos espera, me encontré a Entokia en el camino, creo que ahora solamente faltamos nosotros — habló desde unos pasos más tras de mí, su tono era bajo, volteé mirando sus ojos del tono del cielo nocturno en una noche clara, una sonrisa tiraba las esquinas de sus labios, apenas formada tiernamente, por alguna razón ese día se sentía nostálgico.
Pero no era cualquier razón, era el día de su cumpleaños. En mi mano reposaba un bello anillo que él me había regalado hace solamente unos días, y aunque ya tenía su regalo, sentía que necesitaba algo más.
—No los hagamos esperar, vamos, Kirito Kun — tomó mi mano con delicadeza y un breve gesto se apoderó de su boca, parecía un mohín adorable, algo quería decirme, pero aquella mueca había sido tan rápida, que no logré descifrar a qué se debía, yo conocía todo de él, y sin embargo, por más que busqué el motivo en su rostro — ¿qué ocurre? — me acerqué acariciando su mejilla, apoyando mi frente contra la suya, era algo muy nuestro sentirnos respirar en aquella posición.
—No es nada... — lo dijo despacio, con ternura, y aun así, un toque húmedo hizo brillar sus ojos.
—Eres un pésimo mentiroso — tomé su mentón y rocé su boca con la mía, para luego besarla comisura de sus labios — ¿quieres que lo hablemos después?
—Lo haremos... — sonrió como un niño, me di vuelta, buscando el rumbo a la reunión del Consejo, pero antes sentí un tirón de mi mano, obligándome a voltear —...Asuna... gracias... — murmuró aquellas palabras desde mi cuello, cosquilleando con su aliento escondido en aquel refugio en el que yo lo acunaba cada día al dormir, cerca de mi pecho, mismo que sentí comenzar a latir frenéticamente.
— ¿Kirito Kun? — con dulzura lo envolví con mis brazos, tratando de abrigarlo y transmitir con esa caricia, mis deseos de acompañarlo y dar de mí todo porque él sea feliz, y que sin importar lo que lo haya llevado a buscar esconder su rostro, yo estaría para él... siempre estaría...
Un silencio se suspendió en el aire, un tibio beso en mi mentón, me sonrojó, mas cual tuviese algún efecto, de pronto, todo sonido que no fuera su respiración cerca de mí, se apagó de mis sentidos, sumergiéndome en su mar oscuro, cuando sus ojos me encontraron, y como un acuerdo tácito de hablarlo después, sus pulgares, tiernamente, acariciaban mis mejillas.
Haya sido el efecto de su mirada, o tal vez el suave compás que marcaba su pecho mientras exhalaba, o el apacible roce de su aliento contra mis labios, sentía que flotaba, cual el tiempo hubiese dejado de pasar, y en ese intercambio que parecían estar haciendo nuestras almas, como cuento de otros tiempos, se asentó en mi memoria cada recuerdo que él me había dado.
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Solo por Hoy
RomanceEra el héroe de Underworld, pero frente a mí, era eso y más, mucho más... Entonces, ¿es posible que solamente por un día, solo por hoy...? #CumpleañosKirito