𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚞𝚗𝚒𝚌𝚘: El beso que cambio todo.

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El azabache con gafas paseaba a pasos lentos todo ese gran jardín, propiedad su abuela, caminaba posando la mano en algunos claveles rojos con tanta suavidad al igual que las rosas que se quedaba observando su gran belleza.

Mientras recorría los costados del jardín se fijó en el centro de esta, sorprendido fue corriendo a verla más detalladamente, lo primero que visualizo fue una gran estatua de piedra y un pequeño banco de cemento con algunas raíces y flores apropiándose de este. Se acerco al banco quitando aquellas raíces con mucho cuidado, no quería que tuviera espinas y clavarse una, cuando ya quitó todas se dispuso a sentarse de forma más cómoda, aunque a decir verdad el banco era muy incómodo.

Al mirar al frente pudo ver con más claridad que se trataba de alguien con una pose de batalla, sería algún guerrero, ¿pero de cuáles? Se pregunto el mismo, empezó a ver detalladamente la ropa que este traía.

Pudo observar lo que era una túnica como un manto, así como un cabello largo, sin contar con ese casco con cresta y ese escudo con una imagen tallada de una familia pequeña como de solo dos personas, así que aquel guerrero yá tenía formada una familia.

Le había parecido un poco conocido aquel ropaje que utilizaba, se paró del banco para correr directamente hacia la gran casona que tenía la abuela, pasaba por las grandes habitaciones como algunos baños y unas dos cocinas, después de recorrer mucho encontró aquella biblioteca que era del tamaño de varias habitaciones juntas.
Observo las estanterías para ver las etiquetas de género literario, este solo buscaba el de "historia".

Cuando encontró la estantería, inspección todo los libros encontrandoce con un libro de la antigua Grecia, que tenía a alguien con el mismo ropaje que la estatua, empezó a leerlo llegando a  el apartado de guerreros, leyó lentamente para que nada se le escapara.

— así que es un guerrero Espartano. — susurro sonriendo un poco, se fue de allí y busco una hoja para ocuparlo de separador, lo único que pudo agarrar fue un pequeño trozo de cartón que están en una mesita pequeña con unos cuantos libros de ciencias, puso el cartón entre las hija y lo cerró, al menos eso le pudo ayudar.

Hizo de nuevo el trayecto hasta al centro con la estatua, estaba un poco cansado pero tenía mucho entusiasmo. Cuando llegó abrió el libro con el cartón y vio la foto de aquel Espartano.

Era interesante el verlo a tamaño real y no una foto, camino alrededor de la estatua, sus pensamientos fueron quitados por un voz relajada u poco suave.

— Que estás haciendo, viniendo de aquí para allá, may? — pregunto la abuela de mayo, quien observo desde la ventana todos lo extensos  recorridos que hizo su nieto.

— oh, abuela no es nada, me dió curiosidad la estatua. — sonrió mostrándole el libro en el apartado que tenía.

— ya veo, entonces querías saber de qué era la estatua? — dijo la abuela, a lo que may asintió con rapidez.— es la primera ves que te veo tan emocionado, jeje.

Dicho esto la viejita se fue por el camino de rosas hacía las habitaciones de la casona. El azabache después de mirar a la abuela irse posó otra vez sus ojos a la estatua, le causaba un sentimiento de que conocía bien aquel hombre que estaba como estatua, pero no sabía el por qué de ello.

Se sentó en la banca y puso el libro a un costado suyo, posó sus brazos en sus piernas agarrando su cabeza mirando a la cara de la estatua, sin saberlo empezó a decir cosas en voz alta, parecía que entablaba una plática con una estatua, vaya chico más raro.

Cada cierto día venía y le platicaba como fue su día en el colegio o las tantas veces que todos lo excluyeron, apartaron y golpearon. Lo normal.

Pero ese día no se sentía como otros, parecía que ya no aguantaba los insultos o goles, pero no sabía por qué si el siempre se aguantaba, sentía un hueco de tristeza, pero por qué?

El trayecto de la escuela a la casona era un poco largó, tenía que pasar por aquella carnicería que tenía uno de sus tíos y también por ahí se encontraba uno de sus amigos de la otra escuela, simplemente le saludo y chocaron las manos, no quería tardar mucho.

Cuando ya por fin llegó a la gran casona toco tres veces, sabía la abuela que la única persona que daba tres golpeteos a la puerta era may, así que con mucha confianza la viejita abrió la puerta.

— vienes a ver la estatua? — la verdad que para ella no le veía nada raro que su nieto le hablara a un objeto inanimado, ya que may no era de ser tan amigos de todos.

— claro!, Jajaja. — el azabache dió un paso para entrar y cerrar detrás de el la puerta, no quería que su abuela lo cerrara. Después de darle un beso en la mejilla de la Nana, fue al jardín qué por cierto ya se lo conocía de memoria.

Esta vez quería limpiar un poco las raíces que tenía pero sin quitar algunas que tenían flores ya que le parecía bonito el que tuviera estás.
Después de quitar algunas de atrás fue al frente quitando alguna que se le veía mal, hasta que le faltó los de la cara.
Subió apoyándose en uno de sus hombros y se paró en la superficie que este tenía, sintiendo se iba a caer rápidamente abrazo el cuello de la estatua con sus brazos dando una posición algo curiosa.

Sus mejillas setornaban rojas y se puso un poco nervioso y lo último sin saber por qué o que le puso nervioso, en un impulso se subió un poco más teniendo ahora cerca la cara de la estatua, se puso un poco ansioso tragando un poco de saliva y se acerco sus labios a los otros, restándole importancia si estába sucio o no.

Cuado rozaron tomo un tiempo cuando ya por fin le dió el beso, el rojo de las mejillas se movía ahora a las orejas poniéndole más rojito.

Sintió como los labios de piedra se sentía más cálidos y conocidos, sintió una sensación de calidez y confianza, mientras sentía unas manos que le abrazaban, se sentía tan seguro.

Cuando le estaba faltando el óxido se separó de el, abrió sus ojos viendo la hermosa cara de su esposo, Víctor.

— te amo. — le dijo, lo que era antes una estatua de piedra.

...

Mi primer libro con un final abierto, puedes imaginarte lo que pasó después o simplemente olvida que existe este one-shot.

Gracias por leer este one-shot cutre✨

Adioh!!!

Palabras: 1090 (sin contar estás)

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𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘵𝘰𝘯𝘦 𝘚𝘵𝘢𝘵𝘶𝘦 || 𝙼𝚊𝚢𝚒𝚌𝚝𝚘𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora