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- ¡Hola De~! ¿Quieres venir con nosotros al karaoke?- una voz suave y dulce me susurra al oído.

- ¡Ah! - me tapó el oído y volteo sorprendido a las chiquilladas de mi compañera de clase - ehmmm ... No gracias, no estoy de humor, tal vez en otra ocasión - rechazo amablemente  la invitación.

- Está bien De, ve con cuidado de regreso a casa - se despide con una gran y cálida sonrisa, regresando con su grupo de amigas.

No recuerdo el nombre de aquella compañera, solo es una entre muchas fans que tengo. He de admitir que soy popular entre ellas tal vez sea porque soy el único varón en la clase.

Escucho murmullos juguetones entre aquellas chicas.

Camino por las calles, pasando por el hospital de la ciudad, un bar y una construcción.

Volteó hacia atrás.
No hay nada, por alguna razón, no hay mucha gente.

(Qué raro, hoy es Lunes.)

Sigo caminado por la pequeña ciudad, mi casa está saliendo de ella, pasando por unas parcelas de trigo, no muy lejos de aquí, aproximadamente me hago 15 minutos de aquí a allá.

El aire es gélido, el cielo despejado, el sol quema y refleja su brillo en los edificios cegando me, los árboles dejan caer sus hojas muertas al suelo, los pájaros trinan.
¡Típico de octubre!

La bufanda de color vino alrededor de mi cuello ondea con el aire, mi nariz moquea y se colorea de rojo al igual que mis mejillas, junto mis manos y soplo dentro de ellas, humedeciendo el interior agravando el frío.

Algo me sigue, siento una presencia detrás de mi, una mirada penetrante.
Apresuró el pasó.

Desde que tengo memoria, he podido ver aquellos que ya no están aquí. Hablaba con ellos pensado que eran amigos imaginarios. Este don viene de familia pues mi madre lo tenía, explicándome que tuviera cuidado, sin embargo, me he abierto puertas que mi madre me advirtió que no abriera.

El pánico de pronto se apoderado de mi, tengo miedo, aquello me está alcanzando.

(¡Maldición!¡Maldición! ¡¿En qué carajos me he metido?!)

La gente que está en el camino entre yo y mi casa, me mira asustada, confundida y enojada, pero debo de correr, correr y correr, hasta estar a salvó.
Cuando por fin llegó a la última parcela para llegar a mi casa, mi pie flaquea y caigo de cara.

(¡Mis pies no responden!)

Aquello está detrás de mi.
Cierro los ojos y exhaló mi último aliento, sin embargo, algo me tapa la luz del sol.
Adelante de mi, un joven como de mi edad, de piel blanca, está vestido con ropa prehispánica con símbolos bordados de color verde que no reconozco, en su brazo izquierdo tiene un símbolo tatuado que al parecer son enredaderas con tres puntitos y una flor. Tiene el pelo largo peinado en una trenza y en su mano derecha un macuhitl.

Aquel hombre se pone entre aquella entidad maligna y yo, mientras estoy tirado y paralizado del miedo.

La sombra toma una forma humanoide, en el rostro solo se puede ver una boca llena de colmillos mientras se sus rasgos se ven borrosos, está sombra se abalanza hacía el joven con movimientos bruscos y torpes y el joven los esquiva con elegancia y precisión.
La pelea no dura mucho pues el joven al parecer sabe tratar con este tipo de cosas, con un balanceo mortal y ligero de su macuhitl elimina al ente, quién se lo lleva el viento y aquel hombre cae sentado en el suelo.

- ¡Uuummmhhh...!- suelta un suspiro largo y escándaloso- y yo pensando que ya había terminado, ¡¿En qué demonios se habrá metido ese niño?!- dice rascándose bruscamente la nuca.

Yo solo lo miro, estupefacto ante tal encuentro.

- Debo de reportar esto a ... - voltea hacia atrás y nuestros ojos se cruzan.

Tiene los ojos de un hermoso color verde, incluso parecen dos gemas, unas cejas pobladas y ordenadas, una nariz perfilada.

(¡Maldición!)

Aquel hombre me mira con sorpresa, casi casi se le salen los ojos de sus cuencas. Y después de un largo silencio.

-... Tú... ¿Me puedes ver?- pregunta con gran extrañeza dándome la mano.

-...Yo... Si... ¿no?- respondo sin más.

El hombre me mirá algo extrañado.

- Mañana, aquí, a la misma hora, no faltes - su tono severo me hace mover la cabeza en afirmación.

Aquel hombre se levanta y me ofrece la mano y al instante, algo en mi descansa. Una vez que estoy de pie desaparece.

- pero... ¿Quéeeee....?

Miro hacía bajo y en mi tobillo, un símbolo tatuado en forma de gota y una flor con tres puntitos, que brilla de color azul. Pero no me asusto, solo lo veo perplejo.

(¡¿Qué madreessss...?! Esto no lo tenía.)

Me siento cruzando las piernas, el aire gélido, el sol cálido, mi nariz fría. Exhaló y veo el vapor.

(¿Porqué de repente?... Tengo el deseo de verlo inmediatamente.)
Veo hacía arriba, veo a una golondrina.

Entre tierra y agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora