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Dos días antes de Navidad el antiguo amor de Macarena fue recibido en cruz del Norte, la rubia no estaba enterada de que el hombre ya había llegado y que lo único que los separaba eran unos cagados metros. La chica se encontraba haciendo la limpieza en el gimnasio, muy cerca de ella estaba el saco de boxeo que utilizaba comúnmente para entrenar sus fuertes manos y defensa personal. En los últimos días la pareja mantuvo su distancia más de lo normal, aparentemente para Maca era sin ningún motivo pero lo que ocurría en verdad era que la incomodidad con el asunto de Fabio fue lo que las separó y a Zulema no le apetecía para nada volver a compartir sus inseguridades. El guardia estaba buscando a su amada rubia desde que llegó, le mostraron la celda en la que dormía y memorizó el número. Para su gusto el deber de proteger a Macarena se le daba muy bien, cuando se conocieron en cruz del sur la rubia era una mujer bastante asustadiza y fácil de dañar pero ahora lo que esperaba era ver a una Macarena de más carácter.

Con un rostro que mostraba dureza y seriedad exploro cada rincón de la cárcel. por los baños diferenció a la mujer mas detestable del mundo, la inigualable Zulema Zahir, la desgracia de tenerla en ese lugar nuevamente le daba arcadas. Sus sentimientos por la pelinegra no eran los mas lindos del mundo pues para el, ella era la responsable de todas las desgracias que sufrió Maca y en parte así era pero en su mente, deseaba ver la ejecución de un demonio como ella. paso desapercibido frente a Zulema gracias a la montonera de mujeres yendo y viniendo. Algo molesto de no ver a quien esperaba, agacho la cabeza y pidió a través de su catalogo que le fuera concedido el ingreso a una sala que aun no exploraba, para sus ojos era bastante similar al pequeño gimnasio de su anterior lugar de trabajo. levanto la cabeza lentamente cuando la rejilla que le impedía el paso se desplazo a un lado y por un largo periodo de tiempo creyó perderse en esos cabellos rubios frente a el, los ojos de su amada eran los mismos sin embargo expresaban fuerza, el aura que desprendía era la misma de siempre y como si fuera alguien mas, cambio de expresión a una mas dulce.
La rubia que trapeaba los pisos de manera enérgica vio unos zapatos negros así que ver a la persona delante de ella fue inevitable. su corazón parecía a verse detenido al mismo tiempo que su respiración, no podía moverse ni pensar, solo veía al chico como si este fuera todo lo que estaba esperando y aunque no era así, sus ojos lo reflejaban. noto que su aspecto físico no había cambiado para nada, lo que le daba mucha nostalgia. El fue su luz en la oscuridad  y ella fue su aire fresco en la desesperación.

Fabio camino hacia ella con una forzada seriedad, acción que la rubia descifró enseguida con una pequeña risa. El hombre se detuvo ya a una distancia corta, se encogió de hombros y rompió en una risa nerviosa. Macarena engancho el trapeador en el carro amarillo de aseo y suspiro eufórica por la presencia del guardia. 

- Cuando me dijeron que vendrías aquí a cuidarme no lo podía creer -hablo sin mostrarse muy sorprendida con su presencia-

- Tampoco yo -sonrió-

- ¿no te incomoda, verdad?

- para nada, será un placer volver a verte todos los días

- te vez exactamente igual que cuando te fuiste

- tu tampoco cambiaste mucho, me lo esperaba

- ¿ah si?

- imagino que ahora eres la ama de esta cárcel

- no, es Zulma...siempre será, Zulema. ¿Ya la viste? -continuo trapeando fingiendo que no tenía complicaciones-

- solo de lejos, que pena compartir celda con ella. ¿sigue fugándose?

- de hecho es agradable, convivir con el enemigo puede terminar mejor de lo que te piensas y no, las fugas ya no son lo suyo

- bueno. ¿Cómo te ah tratado la vida en estos últimos años?

||Esta Enfermedad Llamada||: "Zulema Zahir" ZURENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora