[ siete ]

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Guarde silencio mientras los tres caminábamos detrás del rector. Ella caminaba en el medio de ambos, pero se encontraba más cerca de mí, como sabiendo que estaba protegida. Levante mi mano y toque mi labio, había un pequeño corte justo en la comisura derecha. Pero el no estaba para nada limpio. Su nariz sangraba, y cuando mañana despierte tendrá un lindo moretón en el ojo. Mal nacido, se merece mucho más que eso.
Llegamos a la oficina, nos hizo sentarnos y se sentía frente a nosotros.

-¿Y bien? ¿Quién va a comenzar?- hablo el rector.
Bret estaba por hablar.

-Yo- dijo Betty. Solo me limité a mirarla de costado.

-La escucho-

-Resulta que el señor Bret se puso un poco violento. Y Jughead solo...quiso defenderme.

-¿Violento?- pregunto el rector.

-¡No seas cínica!- la atacó Bret.

-¡Cállate imbecil!- le advertí

-¡Jones! ¡Weston! ¡Tranquilos!- Dijo elevando un poco su grave voz- A pesar de cómo hayan sido las cosas, saben bien que no hay que utilizar la violencia-

-Eso dígaselo a él- le dije.

-No voy a suspenderlos, no creo que sea tan...necesario. pero otro problema Jones, y será el último-

-Pierda el cuidado- dije despreocupado.
Se puso de pie y nos despachó en la oficina. Mire con furia a Bret, y este también lo hizo.

-Betty, necesito que hablemos- le dijo él.

Ella río sarcásticamente.
-Vete al demonio- le dijo y comenzó a caminar.
Sonreí y le hize un gesto con los hombros y fui tras ella. La alcanze y se giró a verme.

-Vamos a la enfermería- sentenció

-No, ¿para qué? No hace falta, esto se cura solo-

-No seas terco y vamos-

Revoleé los ojos e hice lo que ella quería. Se sentó frente a mí, cuando llegamos al lugar, y tomó el botiquín que se encontraba a un lado. Saco un poco de algodón y lo mojó con alcohol. Con cuidado se acercó más a mí y apoyó el mismo cerca de la comisura derecha de mi labio. Busque su mirada con los ojos, pero ella estaba demasiado concentrada en la pequeña herida. Tome su mentón e hice que me mirara.

-No tenías que hacer eso- me habló apenas coloque mi mirada sobre la suya.

-No tolero a los "gallinas" que utilizan su fuerza sobre las mujeres- le contesté.

-Igual, no debiste ¿Qué pasaba si te suspendian?-

-No te preocupes, cariño- dije y sonreí- Se que quieres verme todos los días, pero...¡Auch!-

Apoyó con un poco más de fuerza el algodón en mi herida.
-Mejor cierra la boca- afirmó y siguió curándome.
Dirijí mi mirada a uno de sus brazos, y la marca del agarre de esta bestia estaba sobre su sensible piel.

-¡Es un animal!- rugí y tome su brazo con cuidado.

-Auch, auch- susurró

-¡Voy a matarlo!- dije apretando los dientes, mientras en deseo de furia me invadía

-Tranquilo- me calmó- Yo también le di lo suyo, ¿No crees?-

Reí por lo bajo. Con mis dedos acaricie el color rojizo de las marcas en su piel. Una idea cruzó mi cabeza de poder besarla. Tenía demasiadas ganas de besarla. Aplastar su boca con la mía, hasta sentir el delicado roce de su lengua.

-Me arde- musité.
Frunció el ceño y alejó el algodón para soplar levemente. Su fresco aliento calmaba el insignificante ardor del corte, pero avivaba el deseo que yo tenía hacia ella. Su mirada estaba clavada en mi boca y seguí soplando levemente. Miré bien su rostro...y con cuidado me acerqué un poco más. Un molesto sonido hizo que se alejara de mí. Era un celular. Lo tomó y miró frustrada la pantalla.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora