Prologo

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Observo la vista desde mi lujosa oficina, no importa en qué ciudad esté siempre tengo la mejor vista desde Londres hasta Tokio, desde Nueva York hasta Río de Janeiro, cada ciudad tiene una linda oficina donde puedo cerrar mis negocios. Ahora mismo estoy esperando a mi último comprador, en cuanto la transferencia esté disponible en mi cuenta ellos se pueden llevar el producto, pero empiezo a desesperarme, mi hermana me ha malcriado con respecto a la tecnología, todo es veloz y el hecho de que llevemos quince minutos para autorizar unos millones en compras me desespera, odio perder el tiempo, pero es un buen negocio por lo que sigo viendo como ellos mueven el dinero, mientras mi secretaria se asegura de que nuestras pantallas estén actualizadas para ver cuando recibamos el dinero.

-Llego - en cuanto mi secretaria suelta esas palabras y puedo ver el dinero en la cuenta, hago una seña con mi mano para que les entregue el disco que compraron, en un maletín especial para que la información no se dañe, ellos lo revisan y lo cierran.

-Ha sido un gusto hacer negocios con usted- habla el representante legal antes de que todo el equipo salga de mi oficina.

-Llama a un taxi para que me lleve al hotel, volare esta tarde a Londres, quiero tener un auto y que Simón esté ahí para recogerme, me alojaré en mi casa, programa una cita con mi manicurista, quiero que mis manos estén impecables, necesito maquillaje y peinado para la gala Walsh y que envíen un vestido adecuado- ordeno mientras pongo mi laptop y mi celular en mi bolso.

-Por supuesto señorita ¿necesita algo más?- me pregunta mi secretaria.

-Llama a mis primos, necesito compañía para la gala y avisa a los niños que si rompen algo lo van a pagar con intereses- le ordeno antes salir se la oficina.

Tal vez le de un bono en navidad, mi secretaria es joven pero bastante eficiente, no importa cuántas veces la haga seguirme por el mundo, siempre hace su trabajo de forma eficiente, después de cinco años trabajando para mi, merece ese bono.

Al salir del edificio el taxi está esperándome, ya que solo vine dos días un hotel y un taxi son todo lo que necesito, aunque seguramente mi flamante prometido tenga a alguien vigilándome, alzo mi mano izquierda para ver el anillo que adorna mi dedo, aún no hay fecha para la boda y cómo siempre eso no me preocupa, aún  no decido si el anillo me gusta o me desagrada, definitivamente tengo debilidad por las joyas, este anillo de diamantes es algo que intimida, un diamante negro bastante llamativo adornado por rubíes, pero lo que representa es lo que no me tiene totalmente convencida, presto atención a otra cosa banal, mis uñas, esta vez tienen forma de almendra y están pintadas en color azul, con estrellas, lunas y soles decorándolas, fueron bonitas durante un mes, pero ahora me aburren, es tiempo de cambiar el estilo, una lástima ya que a mi prometido le irritan mis uñas, pero no me gusta mucho la manicura francesa o los colores nude, mis manos tienen siempre estilos diferentes, siempre listas para que a quien yo señale marquemos su destino.

-Llegamos señorita- anuncia el chofer y poco después un botones está abriendo mi puerta, agradezco a ambos y sigo mi camino.

Al llegar a la habitación me doy una ducha rápida y pido mi cena, necesito trabajar en los siguientes tratos, una llamada de mi hermana interrumpe mi trabajo.

-Hola duende - saludo en cuanto su cara aparece en la pantalla de mi computadora.

-¿Qué haces? ¿Estás sola? - son las primeras palabras de mi hermana

-Así es duende, estaba trabajando en los siguientes tratos que pienso cerrar ¿necesitas algo?- luce un poco inquieta, lo que no es muy raro suele ser hiperactiva e imagino que es importante ya que intenta mantenerse sentada y hablar.

-No, solo estaba emocionada, después de Londres nos veremos en la reunión y...

-¿De que reunión estás hablando?- preguntó perdida

-¡Oh! Bueno tú prometido organizo una fiesta, no preste atención al propósito, pero toda la familia va a estar ahí- su cara luce ansiosa y se que me miente, sabe perfectamente el motivo de la fiesta, también sabe que odio asistir y ver a la familia de mi prometido, algunos de ellos no pueden estar en la misma habitación que yo.

-Creo que mi invitación se perdió en el correo de nuevo, pero no te preocupes hermana ahí estaré -puedo odiar a su familia, pero la mía también estará y no los voy a dejar solos con esas serpientes.

-No causes problemas, a menos que vayas a liquidar a las arañas- me pide, desde hace un tiempo se volvió más prudente, pero se que si le digo que prendamos fuego a esa casa para divertirnos ella seguramente tendrá los fósforos en su mano lista para ayudarme.

Asiento y nuestra llamada termina, cuando vea a mis primos tendré que interrogarlos más respecto a la dichosa fiesta, también tendré que hablar con mi querido prometido respecto a mi invitación al magno evento. Después de Londres planeaba otros negocios que tendré que aplazar, se que una vez que pise Alemania tendré que estar cerca de dos semanas para hacer las visitas pertinentes e ir del brazo de mi prometido a varios eventos, las personas tienen que vernos para recordarles que estamos juntos y sobre todo que somos aliados y si se meten con uno se meten con todos. Hago lo más prudente que es llamar a mi secretaria y pedirle que se comunique con la nana de mi prometido, necesitamos vernos impresionantes y en esa casa es la única mujer a la que ese necio le hace caso. Mi pobre secretaria odia viajar a Alemania, creo que los hombres de mi prometido la intimidan y en invierno el clima no ayuda mucho, pero trabajo es trabajo y su tono resignado de que se encargará de todo para mi es suficiente.

Tomo un respiro y me concentro de nuevo en mi trabajo, necesito cerrar negocios y seguir llenando las cuentas de banco de mi familia, después de todo el dinero a mi si me hace feliz y mantiene segura a mi familia.

HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora