Capítulo 19: Insoportable.

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Y otra vez la Navidad llama a mi puerta. Acabo de ponerme el último tacón cuando mi móvil empieza a sonar. Lo atiendo poniéndome de pie cuidadosamente, es un mensaje de mi primo Jake del cual me enteré de su existencia la Nochebuena pasada.

"La Nochebuena esta vez es en mi casa. Mis padres me obligan a quedarme, ¿vienes?"

"Sí."

"No me llenes el jardín de fans, por favor."

"Lo intentaré."

Me guardo el móvil en el pequeño bolso y bajo por las escaleras.

—¡Qué guapa! —Dice mi madre acompañando su comentario con un pequeño aplauso.

—Gracias. —Le doy un abrazo y la miro de arriba a abajo.— Te dije que ese vestido azul celeste te iba a quedar muy bien.

—Tenías razón.

—¿Dónde está Bruce? ¿No viene? —Le pregunto por su novio.

—Sí, está duchándose —escuchamos como se abre la puerta del cuarto de baño— ya estará listo. —Ella sube las escaleras. Escucho como ríen en la planta de arriba, y sonrío al saber que mi madre por fin es feliz. Más tarde los dos bajan y nos montamos en el coche. Bruce enciende la radio y nuestra versión de Like A Virgin de Madonna suena en ella. Me parece increíble que pongan versiones en la radio.

Llegamos a la casa de mis tíos, los padres de Jake; por suerte ningún fotógrafo o fan nos ha reconocido o seguido. Bruce aparca el coche en la calle y nos bajamos para empezar a caminar hacia la casa de mi primo. Llamamos al timbre y la tía Magnolia —madre de mi primo Jake— nos abre la puerta. Gracias a Dios, este año está mejor vestida y maquillada. Nos da un beso en la mejilla a cada uno y retiene a mis padres en el jardín. Yo entro en la casa y, como el año pasado, lo veo todo lleno de niños. Aunque consigo ver a mis primos Emily y Andy, los que son mellizos, y me acerco a ellos.

—¡Hola, Anne! —Dice Emily.— ¡Qué de tiempo ha pasado!

—Casi un año. —Nos saludamos con besos en las mejillas.

_¡Sólo un año y ya estás petándolo! —Dice Andy.

—Dios mío. —Digo para mí misma soltando una risa discreta.

—¡Fírmales un autógrafo a tus primos favoritos! —Dice Emily.

—Pues claro, cuando y donde queráis.

—¿Qué tal si a mí me lo firmas en ese pequeño trastero de allí?

—¡Andy, por favor! ¡Que es tu prima! —Emily le propina un buen golpe en el hombro.

—Pero, ¿es culpa mía que esté buena y que sea mi prima a la vez?

—¡Andy!

—Emily —le aguanto la muñeca—, tranquila, sé que era una broma.

—O no... —Dice Andy metiendo sus manos en sus bolsillos.

—¡Eh! —Digo y ahora soy yo la que le pega mientras todos reímos a carcajadas.

—Hola, Anne. —Escucho la voz calmada de Jake a mi derecha.

—¡Hey, Jake! —Le digo con un abrazo y unos besos en las mejillas.

—Ya veo que estabas ligando, ¿no, Andy?

—Sí, claro, ¿por qué no? —Contesta Andy.

—¿Quieres un refresco? —Me pregunta Jake y yo asiento.

Nos colamos entre los niños pequeños y avanzamos a la cocina. Jake me sirve una Coca-Cola en un vaso de plástico transparente.

—Con esto del grupo, estás perdida. —Dice entrégandome el vaso.— Se te está subiendo la fama a la cabeza.

—¡Qué dices! ¡Si aún no me creo que me sigan 69 mil personas en Twitter!

—Oh, ya me superaste.

—Tú no cantas ni subes vídeos a Internet.

_¿Y tú que sabes? —Le miro seria con una ceja levantada.— Está bien, tienes razón. —Bebe de su vaso.— Por cierto, ¿no has traído a tu novio?

—Corté con él el mes pasado.

—Oh, lo siento. Entonces, ahora estás libre... —Dice acercándose un poco.

—Sí, pero no lo estoy ni para ti ni para Andy, lo siento. —Digo separándole haciendo que él vuelva a apoyarse en el granito del mostrador de la cocina.

—¡Era broma! Eres mi prima, ¿cómo voy a salir contigo?

—Pues Andy no piensa lo mismo.

—Andy está loco.

—Pero es majo.

Volvemos con Andy y Emily. Salimos al jardín para no tener que seguir escuchando los gritos de nuestros primos pequeños. Nuestros padres, tíos y abuelos entran en la casa cuando nosotros salimos con la excusa de que van a ir a servirle la cena a los niños. Emily y yo nos sentamos en un banco del jardín y Jake y Andy siguen de pie.

—Este año te graduas, ¿no? —Me pregunta Emily.

—Sí.

—Ya me avisarás para vernos en la fiesta de después.

—Pues claro. De todas maneras, saldré esta Nochevieja también.

—¿Adónde irás? —Me pregunta Jake.

—No me acuerdo, tengo que preguntarle a mis amigas.

—Qué mala memoria. —Dice Andy.

—Siempre la he tenido así y no creo que cambie. —Señalo mi cabeza.

Nos quedamos en el jardín hasta que nos llaman para cenar. Una gran mesa llena de comida nos espera en el salón de casa. Nos sentamos en cuatro sillas correlativas. Me paso casi toda la cena hablando con Jake.

—Anne. —Me llama mi tío Paul, el padre de Andy y Emily que se ecuentra en una silla en frente de mí.— Ya veo que te va muy bien con mi amigo Allan.

—¡Sí! He esperado todo el año entero para darte las gracias.

—Por Dios, tampoco es que te haya salvado la vida.

—Bueno, pero me ayudaste de la mejor manera que pudiste, así que, muchísimas gracias. Te debo una. —Le sonrío.

—Era lo menos que podía hacer y no, no me debes nada de nada. —Me guiña un ojo y vuelve a sumergirse en la conversación que mantenía con el tío Ben y el tío Dave, no hace falta que pegue el oído para saber que hablan de fútbol.

Cuando terminamos de comer, salimos al jardín junto con todo el gran grupo de niños. Una niña llamada Bonnie me arrastra hasta ella y hasta su madre para hacernos una foto juntas. Todos los pequeños se enteran de qué estamos haciendo y no tardan ni medio minuto en acorralarme contra la valla del jardín, mientras sus pequeñas manos y sus voces chillonas me piden que vaya con ellos a Dios sabe dónde. No me gustan los niños pero les caigo bien, raro, ¿cierto?

Una vez firmadas todas las servilletas y llenadas todas las memorias de los móviles de los padres, consigo deshacerme de los niños de entre tres y diez años de edad. Vuelvo con mis primos Andy, Emily y Jake, quienes ríen al verme llegar toda alterada.

—¡¿Quién me mandó a mí hacerme conocida?!

—¡Miradla! ¡Ya hasta admite que es famosa! ¡Vaya con la cantante! —Dice Jake y todos ríen.

—Cállate que estás más guapo. —Le digo mirándole a los ojos.

—Yo estoy guapo siempre.

—Más quisieras.

El Susurro de AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora