—Todos escuchen, una vez dentro no hagan un alboroto porque podemos alertar a los vecinos —dijo con firmeza ante las risas de sus amigos a su espalda.
Hyunjin abría la puerta con un manojo de llaves en la mano mientras daba las indicaciones como si él no fuese el primero que gritaría con sus pulmones afuera ante el menor estímulo de terror.
"La casa embrujada" había estado cerrada debido a las reparaciones y mejoras que el dueño había pedido hace meses. Mala suerte tuvieron los niños y niñas de barrio al perderse de la mejor atracción este Halloween. Los ocho jóvenes que aguardaban en la puerta, quienes una vez fueron esos niños que tanto disfrutaban del juego, recordaban esta misma fecha con risas y buenas memorias. Gracias a Hyunjin, quien era el sobrino del dueño de la instalación, todos sus amigos habían sido invitados VIP durante años, entrando a escondidas y jugando un tiempo extra más que suficiente para que sus pequeños cuerpos se cansaran de tanto correr por allí y por acá. Ahora, ya todos con sus dos décadas cumplidas, los infiltrados volvían a cruzar las puertas de la casita del terror.
—No recuerdo que todo esto haya estado tan descuidado —dijo el mayor de todos con dificultad mientras miraba el suelo lleno de polvo y levantaba su capa en su espalda para que no ensucie con él.
—Hasta que no terminen de reparar los ataúdes de las momias no pidas lujos, Chris.
Todos rieron una vez más y Hyunjin se desplazó como un fantasma hasta la mesa del hall. Su disfraz era tan hilarante que no podía ser tomado con la seriedad que Hyunjin le daba.
—¡No es gracioso! —gritó acomodándose el velo en su cabeza que caía hasta sus pies—. Bueno, sí lo es, ¡pero todo deberían haberse disfrazado de algo mejor!
—Oye, todos habíamos acordado que no íbamos a esforzarnos con los disfraces de este Halloween —se defendió Seungmin y su disfraz rojo de diablo.
Hyunjin rodó los ojos. Los siete sabían muy bien lo importante que era esta fecha para él. Era una noche para divertirse, comer dulces y recibir sustos, como siempre lo había sido. Sin embargo, con el correr de los años, parecía que todos habían cambiado la definición de diversión excepto por él. Acorde con eso, Seungmin había propuesto que esta vez no hacía falta innovar con los disfraces, sino ir como a uno se le diera la gana. Aquella regla, la de "que el mejor disfraz gane", había quedado sin gracia para casi todos. Por eso, cuando Hyunjin llegó vestido como la monja de la película de terror, los demás estallaron de la risa apenas lo reconocieron bajo la túnica negra.
—Exacto. Y no te quejes porque nosotros sí innovamos —saltó Minho en escena al señalarse a él mismo y a Changbin, quienes eran un policía y un preso con las manos esposadas, respectivamente.
—Eso no es innovador, son disfraces típicos de Halloween.
—¿Y entonces por qué te quejas del mío? Nunca me había disfrazado de esto —Inquirió Jisung sin comprender su punto.
—Jisung, pareces una prostituta.
Jeongin, bajo su disfraz de Harley Quinn, soltó una risa que retumbó en todo el primer piso.
—¿Y, qué? ¿No te gusta? —dijo mirando su ropa y moviendo la cola de ardilla enganchada su espalda baja.
—Si hubiera un niño aquí ya lo habrías traumado.
Para ser honestos, puede que lo hubiese traumado un poco. Su disfraz no era para nada inocente, como tampoco los eran los de los demás. Minho había perdido la cuenta de las veces que se había quedado mirando la estrecha figura suya en ese crop top naranja y su falda corta del mismo color, disimulando en mirarle la cola de ardilla cuando alguien lo atrapaba observándolo por detrás. Es que Jisung ya era muy irresistible vistiendo ropa normal, así que las orejitas y guantes de ardilla eran la más grande perdición de Minho.
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Spooky time! || Minsung
FanfictionEn la casita del terror, los sustos pasan a un segundo plano si tu chico lleva un lindo disfraz de ardillita.