Capítulo 13: Linda Mañana Para Ver Cadáveres.

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Al día siguiente:

El detective Hamill coloca sobre su tablero una foto del hace poco fallecido Eddie Saint, pegándola al enterrarle un alfiler encima. Una vez adherida, James amarra sobre el alfiler un cordón rojo que comienza atando desde la foto de Dennis, el violador; seguido de una pareja yonqui; pasando por su esposa, Alice Hamill; el teniente Gonzales; la pareja Aguilar, y concluyendo hasta ahora con el joven Eddie Saint.

El hombre toma del escritorio al lado suyo una taza de café, y le da un sorbo mientras observa aquel tablero con tanta tragedia y misterio detrás.

En medio del silencio en esa pequeña habitación, comienza a sonar desde el escritorio su teléfono. James termina su café para ahora atender la llamada.

—Hola, Ramírez.

—Hola, James, ¿cómo amaneciste?

—Igual —se moviliza hacia la puerta.

—¿Y Lisa cómo amaneció?

—Pues aún no se ha levantado, ya te darás cuenta cómo está —comenta, saliendo de esa oficina que tiene en su hogar; una oficina más aparte de la que tiene en el departamento donde trabaja. De hecho, a él le sienta más cómodo atar cabos desde ese espacio silencioso en su casa que en el a veces estresante departamento.

—Que mal, hermano. Escucha, te llamaba para avisarte que al llegar al departamento, bajes a la morgue.

—Vaya, que mejor manera de empezar la mañana que viendo cadáveres —sale de su casa y pulsa el control para activar el seguro de esta— ¿Por qué andas por allá?

—De hecho, preferiría que tú mismo lo vieras con tus ojos. Es algo relacionado con tu esposa.

James se detiene en seco y abre en par los ojos— Voy para allá —se limita a responder.

-

Ambas puertas correderas son abiertas por el detective Hamill ingresando a la morgue, donde solo se halla su amigo, y el forense Mel Erickson, junto al cuerpo sin vida de Tatiana Aguilar sobre la mesa.

—¿Qué es lo que tienen para mí? —pregunta sin rodeos.

—Bueno, señor Hamill. Como sabrá, he estado bastante atento al caso Puzzler desde el fallecimiento de su esposa —el forense camina hasta pararse frente a la metálica mesa donde yace el cadáver de la señora Aguilar—. He revisado con buen ojo todos los cuerpos hasta ahora. Más sin embargo, dentro de ellos no encontré absolutamente nada; a excepción de este.

—¿Y qué encontró? —pregunta curioso, acercándose a paso lento.

—¿Recuerda cuando después de revisar el cuerpo de su esposa, usted me preguntó sobre un anillo de compromiso? Pues mire lo que encontré dentro del estómago de esta mujer —el forense levanta una curvada bandeja medica y se la muestra al detective—. Me encargué de limpiárselo —termina agregando.

—No puede ser —pronuncia estupefacto al ver el anillo de su difunta mujer dentro de la bandeja, por lo que termina agarrándolo.

—Entonces, ¿sí es el anillo que buscaba?

—Sí, es el mismo —suspira viendo el redondo objeto, poniéndolo al lado de su mano izquierda donde en el dedo medio aún lleva su anillo—. Es exactamente el mismo que le puse en ese aniversario —vuelve la mirada al forense— ¿Me estás diciendo que el anillo de mi Alice estaba en el estomago de esta mujer? —señala el cuerpo de Tatiana.

—Así es. Como dije, a mi también me sorprendió encontrar algo dentro de este cuerpo, siendo que en los otros no había nada —toma unas carpetas que se hallan sobre la mesa—. Parece que en el momento en que la pareja fuera sorprendida por el asesino, este último hizo tragar a la mujer el objeto, para después dejarla amordazada, como la encontró ese oficial cuando entró a la residencia —supone Mel.

El Caso PuzzlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora