Capítulo 3

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Dante y sus padres volvían a casa después de dejar a los demás solucionar sus problemas en la intimidad. La noticia caería como un jarro de agua fría. Pensó en Hada, la esposa de Héctor. Se había quedado embarazada de él cuando todavía estaba casada con su propia prima, Alexandra, y tuvo un aborto cuando esta en un ataque psicótico la empujó por las escaleras. Desde entonces no había podido volver a quedarse embarazada, pero a cambio había encontrado a Ulisse, un bebé abandonado que era la delicia de toda la familia.

Su sobrina era demasiado joven para andar ocupándose de un hijo a la par que estudiaba medicina.

Cuando llegaron pudieron ver a Jeffrey, el fiel mayordomo de la familia, cargando unas pocas maletas dentro de un sencillo coche, sin lugar a duda no era el de un miembro de los Gotti. ¿Se iba de vacaciones?

Durante toda su vida no había visto nunca al mayordomo tomarse unas merecidas vacaciones, ¿por qué ahora? Entonces la figura de una mujer de amplias caderas y rostro amable apareció por el umbral con otra maleta enorme. Consuelo.

Consuelo era la mujer que había criado a Azahara en España, cuando se casó con Zeus la mujer la había acompañado como una especie de "carabina" y cuando ya estaba asentada decidió quedarse. Había trabajado para los Gotti desde entonces, cuidando normalmente de los hijos de Zeus como si fueran sus propios hijos. Además, ella y Jeffrey tenían una relación un tanto extraña. Nunca la habían formalizado, pero todo el mundo sabía que se veían "a escondidas".

Iba a preguntar, pero su madre se adelantó.

—¿Os vais?

Consuelo la miró alisando las arrugas del vestido mientras le sonreía.

—Sí señora. He decidido pasar un tiempo en España, creo que allí seré necesaria, y bueno con tantos días de vacaciones acumulados podremos pasar allí un buen tiempo. Me gustaría enseñarle a Jeffrey algunos preciosos rincones de mi país.

Sorprendente. Nadie esperaba que esos dos se tomaran vacaciones, pero las tenían merecidas. Aún así a Dante le pareció muy precipitado que de la noche a la mañana decidieran marcharse. Deseándoles un feliz tiempo de descanso entraron en la casa.

Zeus estaba allí mismo como asegurándose de que realmente Jeffrey se iba, estaba tan incrédulo como todos ellos y no era para menos. Cuando estaban a punto de montarse en el coche Aaron se acercó a Consuelo y le dijo unas palabras al oído.

—No te preocupes niño, lo tengo todo controlado. —Aaron asintió y con un abrazo la ayudó a subir al coche.

Todos se quedaron allí despidiéndolos como idiotas hasta que el coche dobló la esquina de la casa y lo perdieron de vista.

—¿Qué tiene controlado? —le preguntó Dante a su primo. Este se encogió de hombros igual que lo haría su padre.

—Nada, un pequeño encargo que le he pedido. Eres un cotilla.

Dante se quedó mirándole esperando a que dijese algo más, pero al ver que Aaron no tenía ninguna intención de hacerlo no insistió.

—Todos a mi despacho otra vez. —Dijo Zeus.

Dante puso los ojos en blanco, pero siguió a su padre y a sus tíos. Sabía perfectamente que iban a tratar nuevamente el tema de su boda, no sabía qué más podía hacer para evitar eso porque tenía la sensación que por muchos impedimentos que pusiese, por mucho que se negase no iba a poderlos hacer cambiar de idea.

—¿De nuevo vamos a volver a la misma discusión? —preguntó cerrando la puerta del despacho tras de si.

—Claro que no. No hay ninguna discusión, solo quiero ultimar detalles.

Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora