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A la mañana siguiente espero el regresó de aquel muchacho, de quién desconozco el nombre.

(¡Ja! Ahí sigue el trigo que aplaste ayer. Ja ja ja aquí me voy a sentar a esperarlo.)

Me siento en el trigo húmedo y espero... Y esperó.
Respiro profundamente el aire helado, siento como entra en cada célula de mi cuerpo.

Algo me tapa el sol.
Aquel joven tiene una mirada cálida.

- Buenas tardes, Delfín - me saluda aquel joven de ojos verdes.

- B-buenas tardes...- le respondo el saludo algo rígido - por favor, no me hables tan formalmente, eres como de mi edad, me incómoda.

- ¡Ah! Ok, lo siento- se rasca la nuca.

- Espera... ¿Cómo sabes mi nombre?

- Mi ama me lo dijo- atrás de él, sale una pequeña niña, parece estar hecha de porcelana, tiene una actitud algo distante y fría.

-¡Tú! ¡Pero tú eres la de la otra vez...!- aquella niña me coloca su dedo en mi boca, dejándome en claro que me calle.

- En primer lugar, Cálmate. Segundo, me llamo Etsu, no tú - se sienta frente a mí, con modos muy elegantes - Esté es el muchacho del que me hablaste ayer, ¿Verdad? - me analiza de pies a cabeza con una mirada fascinada.

- así es - el joven afirma con una voz serena y varonil.

Aquella niña llamada Etsu se fija en mi tobillo y sin previó avisó, lo jala hacía ella, analizándolo.

-¡Fascinante! La marca a aparecido.
Ha despertó muy rápido, demasiado rápido - Etsu le comenta al joven.

Suelta mi tobillo y me sujeta de las mejillas, acercándome a ella, sus ojos parecen dos agujeros negros en los que me podría perder.

- ¡Vaya! Tu don está muy agudizado, deseguro tu mamá te ayudo, ¿No es así?- me suelta y me masajeó las mejillas.

- ¡Espera, espera espera! ¿Como saben mi nombre y lo de mi don? si no les he dicho nada- digo asustado ante estás personas.

- Está niña, es la misma muerte - dice el joven con gran orgullo.

- yo conozco a cada ser vivo, del más grande, al más diminuto - algo en mi se asusta- así que no es raro que te conozca a ti, a tu madre, a tu padre - hace una pausa y sigue- el día en que me conociste, estaba ahí para llevarme las almas de tu madre al más allá, sin embargo, al no conocerme y no saber de mí, te asustas te, pues no soy el estereotipo que conoces, ¿O si?- me mira algo cansada.

- N-no

- Ahora a lo que vine, Delfín - me toma de las manos - tu has guiado hacia ti, una fuerza maligna, ese es el porque sientes que algo te persigue constantemente - me mira con una sonrisa compasiva - lo que propongo, es que cierres todas las puertas que has abierto y por último, dormirte.

- ¿Qué cierre las puertas y que me duerma? ¿Qué significa eso?- no puedo evitar fruncir el seño ante tal propuesta rara.

- cerrar las puertas es olvidar cualquier tipo de conocimiento que has adquirido sobre... ¿Cómo explicarlo?- el joven mirá hacía arriba en busca de las palabras correctas .

- ¿Sobre lo que busque en internet sobre ella? - señaló a la niña con la cabeza.

- si, supongo. - afirma al no encontrar otra explicación adecuada - y lo de dormir, es también olvidarnos a Etsu y a mí y todo sobre nosotros.

No me parece tan mala la opción, de hecho me parece buena la idea para sacarme de cualquier tipo de sucesos malos que podría herirme. Aprieto las pequeñas y delicadas manos de Etsu, quién ve al joven.

- supongo que... ¿Acepto su ayuda?- digo algo confuso.

- Ja ja ja, ¡Qué bien! Lo ha hecho voluntariamente - mira al joven y luego a mí - si no aceptaba nuestra ayuda, te obligaría hacerlo - me sonríe de manera tierna.

Se me eriza la piel al escuchar esas palabras de aquella pequeña muñeca de porcelana, solo los miro con los ojos abiertos como platos. Suelto las manos de Etsu.

- bueno y a todo esto, ¿Cómo cierro esas puertas? - digo cansado y confundido.

-Akatzin ¿Tienes compañero?- voltea a ver a Akatzin, quién está perdido en sus pensamientos mientras observa los alrededores.

- ¿Qué?... ¡Ah! No, por ahora no, ¿Quieres qué sea él de él? - me señala con el pulgar con un semblante amable y dispuesto a todo.

- si, porfavor, si no es mucha molestia - Etsu suelta una risita tímida.

- ¡Claro! - afirma Akatzin.

- Delfín, él te ayudará a cerrar las puertas y a protegerte mientras tanto, una vez que allá terminado, todo volverá hacer como antes, te lo prometo - me suelta un zape .

La miro sorprendido ante la acción de un ser casi celestial. Me paro y me sacudo las pompis.

- Bueno, seremos compañeros a partir de ahora - me da la mano con una gran sonrisa.

- Bueno - al decir la palabra se me salen unos gallos y le doy la mano sin saber mucho de lo que significa.

Akatzin se ríe ante mi particular voz.
Al sujetar la mano de Akatzin, algo en mi se conecta con el y mi corazón se acelera. Veo sus ojos verdes y me pierdo en ellos.

- Bueno, me voy, tengo muchas cosas que hacer - Etsu se convierte en un cuervo - Akatzin, Mantenenme informada de cualquier animalia - Akatzin asiente - Delfín, cambia te el nombre.

- ¡¿Qué?!- no puedo evitar sentirme ofendido.

- ¡JAJAJAJA! No es cierto, nos volveremos a ver pronto, cuídate - despliega sus alas negras y se va.

Akatzin mira el cielo hasta que ella se pierde en el horizonte y una vez hecho, vuelve a verme a mi.

- ¿P-puedes soltar mi mano? porfavor - Akatzin cierra los ojos y me sonríe algo incómodo.

- ¡Ah! Si. Lo siento - suelto la mano de Akatzin.

Un silencio incómodo se hace presente entre nosotros dos, y con ello una brisa helada nos rodea a ambos.
Tiemblo de frío.

- ¿No... Tienes frío?- pregunto a Akatzin quién tiene solo cubierta la parte de abajo con un tipo falda de manta con bordados verdes.

- No. Ya estoy muerto- me sonríe.

- ok...- miro en dirección a mi casa- pues sígueme.

Entre tierra y agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora