Unico

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Lights down low — Beir Maejor

Aquel traje era el más ridículo que podría haber existido a los ojos del rubio, ¿Cómo pudo Taemin si quiera pensar en vestirlo de esa forma? Se veía malditamente ridículo con esos pantalones de cuero rojo que amenazaban con cortarle la circulación...

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Aquel traje era el más ridículo que podría haber existido a los ojos del rubio, ¿Cómo pudo Taemin si quiera pensar en vestirlo de esa forma? Se veía malditamente ridículo con esos pantalones de cuero rojo que amenazaban con cortarle la circulación, esa camisa del mismo tono tan trasparente que juraba podía ver sus pezones rosaditos si enfocaba bien, ¿y cómo no? Una cola de diablillo y una ridícula diadema con cuernos rojizos a juego.

Sí, era el traje más espantoso que había visto en su vida.

Y ahí parado frente al espejo, Jimin de verdad se planteó la idea de no asistir a la fiesta a la que tanto le había insistido su novio en ir; era seguro que Taemin se enojaría muchísimo si lo hacía, pero demonios, le daba vergüenza salir así.

Y lo peor de todo, Taemin no pasaría a recogerlo, su novio le había dicho que estaría ocupado por la tarde y lo vería en la fiesta. 

Ya lo habían hablado, bueno, discutido más bien, Jimin acompañaría al chico peliazul a la dichosa fiesta de Halloween sólo con la condición de que este le dejara elegir los disfraces de pareja que usarían, pero Taemin se le había adelantado y había comprado esas prendas tan... vistosas para él.

Y no le había quedado de otra más que aceptar.

Jimin se apartó del espejo, harto de contemplarse a sí mismo con ese traje que juraba, atraería hasta a el más hetero de los hombres; el rubio tomó de la cama los últimos accesorios de su disfraz, resignándose a complacer a su novio esa noche.

Sólo era una simple noche, ¿verdad?

Sus temblorosas manos tomaron el collar de cuero, y luego de cerciorarse de haber marcado el numero correcto y de que el tono de la llamada de verdad estuviera sonando, Jimin se miró al espejo una ultima vez, sujetando el collar, por no decir cinturón, hasta ponérselo bien sujeto al cuello.

El asfalto se veía brilloso bajo la suela de sus zapatos, la luz de las lamparas de la calle se reflejaba en los charcos de agua; hacía frío, y si no estaba equivocándose, debió haber cargado con algo con qué cubrirse, pues las nubes estaban juntá...

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El asfalto se veía brilloso bajo la suela de sus zapatos, la luz de las lamparas de la calle se reflejaba en los charcos de agua; hacía frío, y si no estaba equivocándose, debió haber cargado con algo con qué cubrirse, pues las nubes estaban juntándose unas con otras, y hasta el más ciego podría ver como el gris de sus tonalidades estaba avisando que una tormenta caería.

LIGHTS DOWN LOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora