~°único °~

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Era lunes, y se podía ver a toda la comisaría con una mano delante de su rostro tratando de ocultar sus evidentes carcajadas al notar como el Super Intendente Conway entraba a esta con absolutamente todo teñido de rosa.

Sus botas eran de un rosa más fuerte que el de sus pantalones, los cuales eran rosa pastel. Su camisa era de un rosa tan pálido que costaba diferenciarlo del blanco y sus inigualables pistoleras de un rosa fuerte, que resaltaban de todo su oufit junto con su cinturón, en que llevaba una pistola rosa, un taser rosa ¡incluso una porra rosa!

— ¿Qué miráis, capullos? ¿acaso también os vais a enamorar de mi? mover vuestro gran culo y vayan a patrullar, súper nenas.

Todos los que estaban ahí fueron saliendo con no mucha prisa, algunos tratando de sacarle una foto al Super sin que este se de cuenta, ya que si lo hiciera, seguramente a segundo lo expulsaría del cuerpo.

Conway con un humor que podría ir al mismísimo infierno a saludar, se dirigió a su despacho que estaba en la planta superior.

— Vaya Conway, no sabía que el rosa le podía favorecer tanto, se ve de puta madre.

Por el camino se había encontrado a Greco con unos papeles la mano, seguramente revisando algún informe de la semana.

— ¿A qué si? seguro que a ti también se te vería espectacular, gilipollas. — Dijo con evidente sarcasmo mientras seguía su camino. Lo único que quería era llegar a su despacho y estar solo realizando papeleo.

— Pues déjeme decirle que yo soy más de púrpura ¿pero sabe a quien también le queda genial? a Volkov, que de hecho lo está esperando en su oficina. — Terminó de decir con un tono picanton. Él sabía que algo entre ellos dos estaba pasando.

Conway al escuchar eso detuvo sus pasos abruptamente. ¿Debería seguir? ¿o mejor me voy? era la gran duda en su mente, pero decidió seguir su camino para que Greco no lo volviera a molestar.

Escucho como los pasos de Greco se iban alejando hasta la escaleras, y por fin pudo respirar más tranquilo y decidirse sobre si abrir la puerta o no.

Entre tanto tiempo en que se quedó pensado sobre si entrar, Volkov abrió la puerta estrepitosamente encontrándose de frente con Conway.

— Priviet, Súper Intendente, veo que hoy se a levantado con bastante color, eh.

Volkov lo miraba de arriba a abajo, y no podía no admitir que se veía adorable desde su posición.

— ¿Enserio? no me había dado cuenta, capullo — Dijo mientras empujaba a el comisario hacia un lado para entrar a su despacho — A un lado, torre entel.

Viktor soltó una gran carcajada para después moverse levemente hacia la izquierda para que el contrario pudiera pasar.

— ¿Y qué, eh? ¿Qué haces en mi despacho hinchandome los huevos tan temprano?

— Oh, si si, claro, solo venía para entregarle los informes que hice sobre el caso del viernes pasado y también los de algunos alumnos que estarían bien darles un ascenso.

— Pudiste solo dejar los informes sobre el escritorio.

— Lo sé, pero también quería hablarle sobre lo que pasó el viernes, después de que saliéramos de servicio, cuando lo fui a dejar a su apartamento...

Conway al escuchar eso, se quedó totalmente estático, con un sonrojo muy evidente por todo su rostro.

— A-ah, sobre eso, no te preocupes, no h-

Volkov con un rápido movimiento, callando el balbuceo otro, tomo con ambas manos el rostro del mayor y junto sus labios en un beso inocente, el cual solo era un toque, sin doble intenciones de por medio, más que darle a entender que sus sentimientos declarados un coche después de salir corriendo, eran correspondidos.

Conway, aún sin poder creer lo que esta pasando, siente como Volkov se separa de él y le regala una sonrisa tranquilizadora.

— Sí, Jack, tu también me gustas mucho.

Después de que Viktor dijera esas palabras, el más bajo tomo el rostro del contrario, dándole un beso en donde el sí dominaba, sus lenguas jugaban como siempre desearon hacerlo, sus manos subían y bajaban desde la punta del cabello más alto, hasta el fin de la espalda.

Se volvieron a separar para recuperar aire y procesar todo lo que estaba ocurriendo en tan poco tiempo, hasta que Viktor volvió a romper el silencio de sus respiraciones agitadas.

— No sé como descubriste que el rosa era mi color favorito, pero te ves precioso.

Rosa | Volkway Donde viven las historias. Descúbrelo ahora