Desde ese día, parecía que el mundo me sonreia, todo iba mejor, las compras aumentaron en la panadería y pudimos hacer reformas, mi madre estaba mejor y según el medico "estaba saliendo del cáncer" y yo.. Yo me conformo con verle todos los días aunque sea a kilometros de distancia.
Todos los sábados quedabamos, aveces solos y otros con Victor y Cristina.
Aveces me pregunto que somos, Marcos y yo, pasábamos tardes enteras juntos, millones de "te quiero" me susurraba al oído, pero no éramos nada, o al menos yo no quería serlo.
Me enseñaba cosas, lugares, secretos que yo no conocía, era inevitable no enamorarse de el. A veces nos sentábamos en un banco, enfrente de la playa y veíamos el paso de la primavera, me hacia sentir tan grande.
Casi siempre discutiamos, por cualquier tonteria, pero siempre acababan con un "te quiero". El 27, empezamos a salir.