¡Y se acabó el verano!

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¡Tener una mejor amiga para esto! No voy a decir que he pasado un verano horrible, siendo sincera he hecho todo lo que quería hacer: he estado en la piscina de casa tomando el sol, he ido de compras, he visto mil y una series en Netflix, he visto otras tantas películas y sobretodo he leído mil millones de libros. Pero, si que es cierto que he echado de menos a mi compañera del alma, nuestras fiestas de pijamas, las peleas por el mando de la televisión y nuestras charlas hasta las tantas de la madrugada comentando cuanto cotilleo había por el pueblo.

Sarah y yo llevamos siendo como hermanas desde que tenemos uso de razón. Nuestras madres son amigas de la infancia y terminaron viviendo en casas pegadas. No tenemos secretos la una con la otra y siempre estamos dispuestas para prestarnos un hombro en el que llorar mutuamente. Por eso ha sido muy raro todo para mí desde antes de terminar el curso pasado.

No me preguntéis que es lo que pasó exactamente, estábamos en plenos exámenes de final de curso, los nervios a flor de piel, estresadas, sin apenas dormir y de un día para otro nos encontrábamos en el medio del pasillo del instituto gritándonos estupideces como las dos taradas que somos; mientras, el pobre Jason, el tercero en discordia en nuestro pequeño grupo de amigos, nos miraba como si hubiera visto aparecerse un fantasma. Creo que era la primera vez que discutíamos. ¿Que como acabo todo? Con Sarah yéndose nada más terminar los exámenes a pasar el verano con sus primas paternas al otro lado del país y yo enterándome tres días después gracias a Jason. 

Y así están las cosas, no he vuelto a saber de ella, pero en dos días empezamos el último curso y gracias a las chismosas de nuestras madres sé que hoy regresa a casa.

-¡Mamá! - bajo las escaleras llamándola, en dirección a la cocina tras comprobar que su habitación está vacía.

-¿Mamá? -nada, sin respuesta, la casa está en completo silencio y yo soy la única en ella. Últimamente no sé dónde se mete, es como si cada vez que tengo intención de hablar con ella desapareciese del mapa.

En fin. Mi móvil vibra en mi bolsillo y lo saco para leer el mensaje que Jason me acaba de enviar:

"Esta noche en Roger's, he quedado allí con Sarah para celebrar su vuelta, no te hagas la difícil, necesito que solucionéis esto ya".

Jason lleva siendo amigo de las dos desde los 7 años. Era nuevo en el colegio, y en el pueblo, y los otros niños se metían con él; así que Sarah, que ya de pequeña tenía una debilidad especial por defender a los más débiles, me arrastró con ella para pegar 4 gritos a aquellos niños malos y ponernos a jugar con el pequeño Jason. Desde entonces, somos inseparables.

"A las 22:00 h estoy allí" - le respondí de vuelta. Es absurdo no ir, ni si quiera tengo claro el motivo del enfado.

Pasé el resto de la tarde leyendo y sin noticias de mi madre. Cuando estaba ya lista para salir de casa y con el teléfono en la mano para enviarle un mensaje a la desaparecida (en el fondo estaba empezando a preocuparme), escuché la llave en la cerradura, y un coro de risas y voces.

Me acerqué con las llaves del coche en la mano, preparada para salir, cuando entró mi madre junto con un hombre. Iban tan ensimismados en su conversación (y en lo que no era conversación, ya me entendéis) que ni me vieron allí plantada mirándolos con cara de incredulidad. 

Carraspeé para hacerme notar y entonces ambos giraron la cabeza en mi dirección.

-Oh, Kate, este es Thomas, ¡mi prometido! - dijo eso enseñándome la mano, y en ella un enorme diamante, más grande que mi cabeza.

¡¿¡¿ QUE !?!?!

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2020 ⏰

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