La sangre que corre por mis venas

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Tarok comenzó a pasar más tiempo en la casa, estaba enseñándole a Kya a pintar así que a veces lo veíamos por las mañanas, desayunaba o comía con nosotros. 

A Aang su presencia parecía seguirlo molestando, pero hacía el esfuerzo por convivir, ya que evidentemente, a nuestros hijos les agradaba pasar tiempo con él. 

Tarok era un hombre simpático y de sonrisa simple, elocuente y muy carismático. Tenía a más de una acólito suspirando por los pasillos y poniéndose roja al contacto de sus ojos azules. Se paseaba por la isla con elegancia y porte, siempre con sus gruesos brazos fuera de su chaleco azul y blanco. 

Sabía muchas historias sobre la tribu agua del sur y no perdía nunca la oportunidad para contarle a los niños historias y leyendas de la tribu, algunas historias que yo incluso desconocía o había dejado de recordar, en el fondo eso me entristecía pero ahora lo tenía a él para recordar esas historias de mi niñez. 

Tenía razón, era muy bueno tener a alguien de la tribu cerca.

A la hora del desayuno, Kya se acercó con un pequeño lienzo, apenas tenía unas cuantas pinceladas pero ya comenzaba a distinguirse un paisaje.

-Mira papi! te gusta? - dijo Kya.

-Woow si pequeña, eso se ve muy bien, estás aprendiendo a pintar? - le preguntó con algo de desconcierto. 

-Sipi!, Tarok me está enseñando, después me va a enseñar a pintar con alea -

-Óleo princesita- dijo Aang entre risas sosteniendo la pintura en sus manos.

-Eso! - y le arrebató el lienzo de las manos.

- Con que, Tarok he? - preguntó mirándome con una cara de pocos amigos.

- Que quieres que haga? Ella quiere aprender y él se ofreció... está pasando algunas mañanas aquí así que vas a tener que acostumbrarte - le dije, comiendo mi coctel de frutas, tenía pequeños y casi indetectables pedazos de papaya.

Y como si no fuera poco, Tarok cruzó la puerta del salón sin percatarse ni un poco de la presencia de Aang.

- Estás listo guerrero? Tenemos que ir a buscar esos árboles - se giró un poco y vio a Aang - Ah Avatar Aang estas aquí!, lo siento no sabía que estarías en casa - Bumi se levantó de la mesa y se dirigió a él.

- A donde vas hijo - preguntó Aang.

- Voy con Tarok a buscar árboles para el bote -

- Que?! Pero se supone que eso lo íbamos a ser nosotros - respondió Aang algo alterado.

- Si papá, eso dijiste pero casi nunca estás y cuando lo haces, estás con Tenzin, el tiempo corre y si no comienzo ahora no estará lista para cuando cumpla dieciséis... si quieres puedes venir y ayudarnos - dijo Bumi y salió del comedor con Tarok. Aang me miró como cara de cinismo, yo solo levanté los hombros.

- Tenemos que hablar... hijos terminen de desayunar, Xing Ying los va a llevar a la escuela - los pequeños solo asintieron y él tomó mi brazo rumbo a la habitación.

- Katara esto no esta bien - dijo entrando muy molesto a la habitación.

- Ya lo sé Aang pero que quieres que haga? Ellos se sienten cómodos con Tarok, y Bumi tiene razón, si tan solo pasaras mas tiempo con él cuando estas aquí...-

- Yo soy su padre!! - dijo casi gritándome enojado.

- Lo sé pero no estas aquí!. Si quieres que él te respete como tal, portate como su padre, haz ese bote con él, entrena con él, conócelo!!!... sabes cuál es su color favorito? Sabes si alguna vez ha tenido novia? o a qué se quiere dedicar?... Aang, no lo sabes, los años están pasando, él está dejando de ser un niño y no tiene a su padre para que lo ayude a convertirse en un hombre...- él se había sentado en la orilla de la cama dándome la espalda, sus hombros estaban bajos y tenía la cabeza agachada - Aang... vas a perderlo si no haces algo, ni Tarok ni yo tenemos la culpa, por favor amor...- le supliqué abrazándolo por la espalda.

Amores imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora