_ ¿Por qué, amor? –Le dijo Recuerda que mamá está enojada con tu papá por lo que has descubierto sobre él ¿Lo recuerdas, amor? Nunca hemos conversado sobre eso.
Ella bajó la cabeza para que su mamá le acaricie sus rizos cortos y cerrados. Después, la movió de un lado a otro para negar que existiera recuerdo alguno en su mente.
Su madre no lo entendió en absoluto. ¿De verdad no lo recordaba o estaba evadiendo el tema? Justamente, en el libro que tenía en su mano hacía unos minutos había leído un párrafo que afirmaba que ciertas veces la mente era selectiva y para el bien de la persona, a veces suprimía aquellos recuerdos traumáticos para que no nazcan secuelas de ellos, quizás eso era lo que le ocurría a Edith, pero sólo era una de las tantas suposiciones que Maia tenía pendientes por resolver pero que no quería adentrarse, quizás por miedo a enloquecer.
_ Está bien, hija. Entonces no hablaremos –le contestó pronunciando con sus dedos los rulos negros de la pequeña. Si te molesto en tu dormitorio entonces no tendré remedio que irme al que está vacío.
_ ¿Al de Amadine Tussaud? –Preguntó, nuevamente sorprendiendo a su madre
_ Sí, contestó ella. –Suponiendo que Edith había escuchado dicho nombre salir de la boca de su padre
Diez minutos después, el trapeador empapaba los pisos empolvados de la habitación vacía. Tendría que esperar a Axel para que la ayude a mover la cama de una plaza que tenía dejada en el fondo, aunque últimamente odiaba la idea de pedirle ayuda o favores.
A la noche, mientras la cena se preparaba casi sola, el dormitorio de Amadine, había cobrado vida. El piso estaba tan reluciente como si estuviera nuevo, aunque era necesario cambiar el empapelado de las paredes que le daba un aspecto antiguo y percudido al estar descascarado sobre la madera.
El sol cayó rápido y pesado como una gigantesca bola de metal, la luna se mostró llena y dorada.
Comieron sin formular una sola palabra, escuchando una inquietante melodía que Edith cantaba con la boca cerrada. De repente, habló:
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mi muñeca
ParanormalDesde que la pequeña Edith encuentra a la muñeca Maddie dentro de la habitación de Amadine Tussaud, la antigua dueña de la casa, una extraña obsesión por la muñeca nace en ella, al mismo tiempo que comienzan a suceder trágicos y terroríficos acontec...