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DORTMUND, ALEMANIA

1 de octubre 2020



Entro al departamento dejando mi abrigo en el perchero y las llaves en la mesita que están a un lado de la puerta, a lo lejos miro a Bianca ver el televisor, no se ha dado cuenta de mi llegada, así que aprovecho para ir a la cocina y servir las rebanadas de pastel que compré.

Bianca ha sido una amiga maravillosa, siempre me ha apoyado en cada una de mis decisiones y ahora con mi ruptura con Julian Brandt no ha dudado en recibirme en su casa. Estoy tan agradecida, sin embargo, no quiero ser una mantenida, por lo que esta mañana le comenté que la ayudaré con los gastos del departamento, como es de esperarse, se negó, pero le insistí. 

Por ese motivo, esta tarde, saliendo de la universidad, recorrí la ciudad en busca de un empleo y lo conseguí en una cafetería en el turno de la tarde. La encargada del sitio me dio la oportunidad al contarle brevemente mi situación, pese a mi nula experiencia en el rubro. Estaré eternamente agradecida y que mejor manera de pagarle que dando lo mejor de mí en el trabajo.

— Hola. — Sorprendo a mi mejor amiga. — Traje un poco de pastel de vainilla.

Bianca, quien está cubierta con una manta, acepta la pequeña rebanada. — ¿En qué momento llegaste?

— Tiene unos minutos. — Me acomodo a su lado.

— ¿Qué tal te fue? Te llamé varias veces, pero no respondiste. — Con la cuchara parte un trozo del pastel y lo prueba. 

— ¿Está delicioso, no?

— Sí, muy rico, aunque no cambies de tema. Estaba preocupada, Annette. 

— Lo lamento, me quedé sin batería y también estaba ocupada.

— ¿Ocupada?

— Estaba trabajando. — Dejo el plato en la mesa que está frente al sofá. 

— ¿Conseguiste trabajo? — Asentí ante su pregunta. — ¡Vaya, es una buena noticia! — Pero te dije que no era necesario. Con mi trabajo de fines de semana es suficiente.

— Amiga, solo quiero ser de ayuda para ti. Soy consciente que mantener una casa no es fácil. Y no creo que sea tan malo estudiar y trabajar al mismo tiempo. — Le explico. — Desde que llegué a esta ciudad Julian se encargaba de todos los gastos y mis padres me enviaban dinero cada mes, creo que si quiero cambiar es momento de ganar mi propio dinero.

— Está bien, apoyo tu decisión. 

— Siempre lo haces, Bianca. Gracias. — Nos abrazamos. — Iré por café para acompañarte, ¿quieres algo?

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 || JULIAN BRANDT ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora