Único

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Un arnés rodeaba su estrecha cintura sujetando en sus muslos las medias de encaje que había comprado recientemente, bonito así se sentía y así lo hacía sentir el.
Con un holgado suéter crema y unos pantalones un poco ajustados terminó de vestirse para darse un último vistazo antes de salir.
La brisa fresca de otoño ya se hacía sentir logrando alborotar las rosadas mechas del omega, sus dedos picaban ante la anticipación de lo que vendría al encontrarse con su alfa.
Se acercaba poco a poco a su destino, siempre asegurándose de que nadie lo siga o se quede viéndolo demás, debía agradecer a su madre por lo perspicaz que se había vuelto.
Divisó el pequeño parque, árboles pequeños le impedían buscar al alfa, solo por el aroma podría reconocerlo, era un experto en camuflaje al fin y al cabo.
Una mano en su boca y un pequeño besito en su cuello detuvo su andar, ronroneos escapaban de los finos labios de su alfa, lo había extrañado tanto.
-Minnie~ ¿así me recibes? Pensé que me habías extrañado tanto como yo a ti- el tono juguetón nunca falto en el pálido.
Unos brazos delgados rodearon el pálido cuello del alfa, con una sonrisa unieron sus labios en un beso suave, se percibía el amor que ambos tenían hacia el otro, la luna no se había equivocado en unirlos.
-Claro que no te extrañé Yoon, solo fueron 3 meses, no te extrañé- mentía y el rubio lo sabía, una sonrisa ladina escapó de sus labios mientras pensaba en como utilizaría esas palabras en su contra.
-Entonces tendré que deshacerme de todos los conjuntos y juguetes que había comprado pensando en ti- bingo los ojos abiertos del omega no se hicieron esperar, había dado justo en su punto débil.
-B-Bueno ya verás tu que haces- estaba jugando con fuego pero valía la pena quemarse, sus pequeñas manos fueron tomadas con un poco de brusquedad, una fría mano se escabullo entre sus hebras descendiendo por su mejilla hasta su mentón elevándolo para encontrarse con la mirada ardiente que el alfa le estaba dando, lo acercó lentamente hasta sentir sus respiraciones rozándose, YoonGi quería jugar y realmente no le importaba estar en un lugar público, rozó juguetón sus labios con los abultados del menor, se separó pero no lo soltó, repetía la acción una, dos, tres, cuatro veces hasta que el omega protestó.
-Deja de jugar conmigo Yoon, harás que me moleste y no me vestí bonito en vano- la voz suave y coqueta de su omega nublaba sus sentidos, remojo los labios y sonrío.
-Sube al auto, bonito- le susurró despacio, la lujuria en su voz hacía presencia y el revoltijo en el estómago del omega también.
Lo llevó hasta el auto subiendo ambos en la parte de atrás, el carro comenzó a moverse hacia el nuevo hogar del alfa.
Grande, bonito y alejado del bullicio de la ciudad, entre besos cariñosos entraron al lugar, los colores claros mezclados con los muebles oscuros le daban un aura de frialdad pero a la vez calidez al ambiente.
Los besos se tornaron intensos mientras subían las escaleras a la habitación del rubio sus húmedas lenguas danzaban al compás de sus agitados corazones.
El aroma del omega incrementó notoriamente cegando por completo al alfa, una mano traviesa se coló debajo del suéter del menor, una sonrisa coqueta volvió a surgir interrumpiendo su reciente beso.
-¿A esto te referías cuando dijiste que te habías vestido bonito para mí, Minnie?-  estiró un poco el cuero falso que rodeaba su cintura haciendo reír al omega.
-No es solo eso Yoon- entre sonrisas retomaron su sesión de besos terminando de entrar a la habitación.
Caricias subidas de tono en el ambiente caliente que tenía la habitación hizo que terminaran de quemarse.
Poco a poco le fue sacando el suéter crema, lo recostó suavemente en la mullida cama, a pesar de llevar años de noviazgo la delicadeza que tenían el uno con el otro seguía siendo la misma, se posicionó encima de el con ambas piernas a los cada costado haciendo soporte.
Otro beso caliente comenzó, sus lenguas jugueteaban delineando los labios del contrario, pequeñas mordidas que dejaban con ganas de más al omega, se separó de sus labios comenzando un largo recorrido de besos húmedos iniciando en su cuello, las marcas que dejaba serían notorias por unos días, bajo tortuosamente lento hasta el pezón derecho de su omega, el primer gemido ahogado se dejó escuchar en el silencio de la habitación, comenzó a chuparlo y morderlo a su antojo, el omega se removía inquieto con las sensaciones que una pequeña acción le hacía sentir, paso una última vez la lengua por su erecto pezón para comenzar a juguetear con el otro, volvió a gemir quedamente cuando fue atrapado por la caliente boca del rubio, su omega era tan sensible cuando se trataba de él, siguió succionando y mordiendo hasta estar satisfecho, sus besos seguían bajando, el arnés que se interpuso en su camino lo hizo sonreír ladino, sus ojos se encontraron con los de su pareja, deseo.
Desabrochó el botón de su pantalón negro, el bulto en su interior distraía su atención sobre el arnés, retiró cuidadosamente el pantalón dejando a su omega en un ajustado arnés con medias negras transparentes ajustadas en sus muslos gruesos, ante la mirada atenta del alfa por inercia cerró aún más sus piernas, el mayor se separó un poco para observar por completo el estado de su pareja.
Su pecho subía y bajaba agitadamente, sus rosados cabellos se apegaban un poco a su frente por el escaso sudor que había generado, sus pezones rosados aun erectos por los recientes besos, su estrecha cintura siendo ajustada por un arnés negro con detalles plateados y correas que bajaban hasta sus muslos, sus jodidos muslos, un bóxer negro cubría el bulto de su intimidad, dos ligueros que sostenían las medias con borde de encaje en sus muslos.
-La puta gloria se encuentra entre tus muslos, bebé- un jadeo se le escapó al más bajo, un rosado pálido se hizo presente en sus mejillas, sus orejas y felpuda cola luchaban por dejarse ver, YoonGi notó eso.
-Déjalas salir Minnie, quiero verlas- su voz autoritaria ponía aún más caliente al omega, obediente dejó salir sus partes gatunas, un gatito coqueto, eso era.
Gateando se acerco hasta el filo de la cama, él ya se había quitado su ropa, pero su alfa bonito no
El JiMin tímido se había ido, claro si alguna vez estuvo, su gatito juguetón deseaba con fuerzas observar a su dueño
-YoonGi hyung sigue vestido y a Minnie no le gusta- un puchero y una mirada inocente muy bien fingida termino de romper la cordura del alfa
-Desvísteme, pequeño, no eres el único que tiene sorpresas escondidas - su voz grave le erizo la piel al más bajo.
Lo tumbó suave en la cama, se le subió a horcajas y comenzó quitándole la playera negra que traía, su abdomen, vaya sorpresa que el omega se llevó, su alfa a pesar de lo mucho que le exigía su trabajo nunca fue de hacer ejercicio y esos oblicuos marcados fueron su nueva perdición, su mirada subió hacia los ojos gatunos de su alfa, fue su turno de sonreír coquetamente y comenzar con húmedos besos en su abdomen firme, sabía que muchas veces omegas observaban a su bonito alfa con el torso descubierto por lo que dejar en claro que el ya tenia omega no le parecía mala idea, succionó varias veces dejando un camino hasta el inicio de su pantalón pequeños gruñidos escapaban de la garganta del alfa, otra sonrisa coqueta surcó en sus labios viendo como el miembro de su alfa se alzaba orgulloso aún en sus ajustados pantalones.
Se deshizo rápidamente del pantalón del alfa, dejándolo únicamente en bóxer, con miradas lascivas comenzó a retirarle la pieza que cubría a su hombría, pidiendo permiso de manera indirecta se metió el miembro a la boca, un ronco gemido se escuchó y eso solo le incitó a continuar, lamía la punta como si de una paleta se tratase viendo como el rostro de su amado denotaba el placer que sentía en ese momento. Se metió todo el miembro de una, tocó su campanilla pero había estado practicando e investigando para aguantar las arcadas, el alfa gimió audible por la acción, le había sorprendido la poca timidez que estaba teniendo su omega, a pesar de ser todo un coqueto seguro de su sensualidad era tímido a la hora de hacer acciones como la de ahora y el pensar en eso hizo que otro gemido ronco se escuchara, subía y bajaba, chupaba y lamía.
-ngh Minnie detente- iba a protestar por la petición del contrario pero la mirada profunda del alfa solo hizo que su entrada vuelva a palpitar.
-Date vuelta- ordenó firme haciendo que otro jadeo extasiado se escuchara por parte del omega.
Obediente se dió la vuelta dejando expuesta su cola felpuda moviéndose delicadamente de un lado para otro provocando al alfa.
Uno, dos , tres azotes se escucharon en el ambiente caliente de la habitación, uno, dos, tres gemidos amortiguados por la almohada también se escucharon.
Con toda la tranquilidad del mundo el alfa desabrochaba el arnés, sabía que su omega era impaciente y el que ahora empiece a molestarse solo hacia que su miembro se alzara más, bajó con delicadeza el bóxer del menor, dos dedos se paseaban entre los glúteos del omega.
El primer dedo fue introducido en la entrada del omega, el lubricante natural que desprendía hizo la incomodidad menor, entraba y salía lentamente, empezó otra sesión de besos recorriendo la espalda marcada de JiMin, un segundo dedo se unió rápidamente, salía y entraba con más fuerza buscando su punto.
Volteó al omega quedando cara a cara, sus lenguas no esperaron para volver a encontrarse, mordió y chupó los labios del omega, la mueca de dolor ya se había ido, el tercer dedo se unió entrando profundo hallando el punto del omega.
-a-alfa mgh- voz de omega, el gatito coqueto había tomado el control, las manos del menor se hicieron puños en la sabana a cada lado de la cama, la punta rosada de miembro empezaba a gotear.
-Ya estas listo, pequeño- unos ojos plateados tomaron lugar en el alfa, su lobo tomó el control.
Alfa y omega destinados se encontraron, sus aromas llamándose, se separó del omega tomándolo de las caderas para sentarlo en su regazo.
Se volvieron a besar como si su vida dependiera de eso, tomándolo con fuerza de la nuca paseando su mano libre por el cuerpo del omega y sujetando su cintura.
El omega se acomodó rozando sus miembros en un tortuoso vaivén, daba pequeños saltos jadeando en la boca del alfa.
-Vamos Minnie, hazlo- la voz ronca que aplicaba el alfa solo hacia que su entrada se humedezca más.
Alineó la punta del miembro de su alfa con su entrada, grueso y largo, volvió a gemir extasiado por la dureza del mismo, se dejó caer metiendo de una sola el miembro.
Un chillido agudo escapó de sus labios acompañado de un ronco gemido, empezó con pequeños rebotes para desesperar al alfa.
Logró su cometido, el alfa lo tomó de sus caderas posesivo deteniendo sus movimientos, lo tumbó en la cama entrando profundo y lento dando justo en su punto.
-mghh- con su pequeña mano intentó amortiguar el obseso sonido fallando, arqueó la espalda hundiendo su cabeza en la almohada y blanqueando los ojos.
El alfa repitió la acción dando estocadas fuertes y certeras, el choque de pieles con los gemidos ahora explícitos del omega enloquecían por completo al alfa.
Aumento la velocidad apretando aún más la cintura del omega, sus manos dejaban una marca violácea en la delicada piel del omega.
Gemidos agudos y lágrimas de placer denotaban en el rostro del menor, ya se acercaba a su límite.
Los chapoteos y chasquidos que provocaban sus partes excitaban mas al alfa provocando que su límite también se acercara.
Con un gemido agudo JiMin se corrió manchando parte de su abdomen y el del alfa, apretando aun mas el miembro del alfa, por inercia ladeó la cabeza pidiendo silencioso ser marcado.
Dos estocadas mas bastaron para que el alfa también se corriera saliendo de la entrada del omega para no anudarlo.
-Se mi pareja de por vida JiMin- susurró aun atravesando su orgasmo.
-Márcame alfa, hazlo- habló entrecortado con la voz agitada.
Y así lo hizo, los colmillos filosos del alfa se incrustaron en el cuello del omega, una corriente de sensaciones ajenas atravesó en ambos cuerpos, el placer que su orgasmo les brindaba se duplicó haciendo gemir al omega.
Los ojos del peli rosa se cristalizaron sintiendo la felicidad que le transmitía su pareja, se habían vuelto a ver tal como se lo había prometido el alfa, estaban juntos y ahora nada podría separarlos.
Se envolvieron en un abrazo apretando importándoles poco el estar sudados y sucios, con una sonrisa en ambo rostros cayeron rendidos ante el cansancio.

FIN

"Encaje"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora