UN SUSPIRO, TAL VEZ DOS

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¿Dónde estoy?, de nuevo aquí, en esta cueva oscura, noche tras noche vuelvo a este misterioso lugar sin saber hacia dónde voy o que hago aquí, solo... oscuridad total que apunta a un largo aburrimiento.

Desde que llegamos, he tenido el mismo sueño noche tras noche, muerte, desesperación, miradas conocidas, ellos...

Un grupo de leones nos han estado haciendo la vida imposible desde hace tiempo, han atacado, golpe tras golpe nos han hecho retroceder, los impactos duelen, amigos, incluso la familia no habla de otra cosa que no sea lo ocurrido últimamente. Todo se está yendo al carajo por esos malnacidos.

No sé qué es lo que buscan, no sé por qué están aquí, lo único que sé es que no pararán hasta vernos a su merced, hasta acabar con nosotros, hasta que roguemos piedad.

Una luz resplandeciente se distingue a lo lejos, creo que es el final del sueño, esta vez fue diferente, no hubo oscuridad total en todo el sueño, solo espero que esta luz ayude a poder dormir bien después.

Mis ojos arden, de nuevo no volví a dormir bien por culpa de ese sueño, no sé qué significa ni porque siempre termino soñando eso, pero esta vez fue diferente, hubo luz, tal vez esa luz signifique esperanza.

La luz del sol a penas y es visible, ¿Qué demonios pasa con mis ojos?, arden como el carajo.

Necesito salir y tomar aire fresco, todos duermen plácidamente mientras uno lucha contra sus propios pensamientos, tal vez si estoy solo y dejo de escuchar los ronquidos de los demás pueda calmarme.

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Fin de perspectiva de Kion
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El joven macho salió de la cueva para poder sentarse en la punta de la roca, tan solo un suspiro bastó para empezar a volver a pensar en lo que les afligía a todos ellos, los leones que habían llegado.

Lo primordial que había que ver era saber cuántos eran, cuantos habrían muerto cuando salieron volando con el rugido.

Kion había madurado mucho en todos los sentidos, su melena ya no era tan delgada, cubría todo su cuello haciéndolo ver más grande de lo que su edad daba a entender.

Mentalmente estaba madurando a la mala, hace un tiempo era un joven juguetón y carismático que se paseaba por los pastizales de el árbol de la vida, ahora era un león casi solitario, se pasaba el día pensando en cómo contrarrestar un ataque de los forasteros, en cómo usar el rugido de la mejor manera.

Tal vez un trago de agua ayudaría a aclarar la mente.

De unos cuantos saltos rápidos el macho bajó de la inmensa roca y se dispuso a continuar su camino hacia el primer charco de agua que encontrara.

Parece que las lluvias se acercan

Habló para sí Kion, las manadas de herbívoros se acercaban lentamente al territorio de las praderas dado que el territorio siempre ofrecía mucho alimento.

Aún quedaba un poco de agua en las praderas, realmente nunca habían sufrido por falta de agua en la zona desde que Scar había gobernado el territorio.

Unos metros después, un pequeño charco de agua limpia se encontraba a la vista, el joven se acercó lo suficiente para beberla y echarse pensando en su siguiente movimiento en contra de los forasteros cuando sus agudos oídos captaron una voz bastante conocida.

¿No se supone que ustedes duermen casi todo el día?

De entre los arbustos se aproximaba la silueta de Bunga, el amigo de la infancia del león.

No hay tiempo para dormir Bunga, ellos están de vuelta y nosotros estamos al descubierto, debemos planear algo lo más rápido posible

Con bastante preocupación y un poco de enojo por el comentario respondió el león al tejón el cual ya estaba al lado de su amigo.

¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora