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Jackson ha estado enamorado de YoungJae desde que tenía once años. Sí, ahora Jack lo sabe muy bien.

Fue en el andén 9¾ donde lo vio por primera vez y desde entonces, su corazón late con frenesí cuando lo escucha reírse fuertemente con sus amigos, se pone nervioso cuando está cerca y tiende a ser ligeramente más torpe de lo normal.

Parece que a la distancia Jackson puede manejar su enamoramiento pero su cerebro deja de funcionar apenas se acerca el chico. Quizás se deba a que su primer encuentro acabó siendo todo un desastre y a pesar de que ha transcurrido bastante, él no puede borrar de sus recuerdos ese momento embarazoso.

Sus amigos le han dicho- desde que eran unos niños de once- que debería dejar de comportarse como un cobarde, reunir toda la valentía por la que fue seleccionado para Gryffindor y pararse frente a él, dejando salir sus sentimientos.

Pero no es tan sencillo.

—Tierra llamando a Jackson— Jae Beom chasqueó los dedos para llamar su atención. Estaban en la biblioteca, tratando de estudiar para la materia de Herbología. Jackson no podía concentrarse teniendo una linda vista del perfil de su chico sentado a un par de mesas distantes. —Vamos, Wang. Limpiate la baba.

Demonios, ¿otra vez?

Alarmado, Jackson se pasó la manga de la túnica sobre su boca e inmediatamente se percató que había sido una broma, no estaba babeando. La gran carcajada de Jae Beom se lo confirmó. Su amigo intentó amortiguar la risa con sus manos, pero fue inútil ya que al estar dentro de la silenciosa biblioteca logró escucharse por encima de los estantes y libreros.

—Haz silencio o nos sacarán de aquí, como siempre— susurró Jackson, pero el tonto pelinegro sólo continuaba retorciéndose en una de las sillas. —Estoy harto de que me tomen de la oreja por tu culpa.

Aún después del reclamo el chico no dejó de carcajearse por un buen rato, de sus pequeños ojos asomaban lágrimas y su cara estaba tan roja como cuando entrenaba largas horas.

¿Acaso las neuronas no le funcionaban? Con las experiencias pasadas debería saber las consecuencias mejor que nadie, podrían ser echados de ahí en cualquier momento.
Jae Beom no parecía entrar en razón, así que Jackson no tuvo más remedio que golpearle la cabeza con un libro.

—Bien, me callo.

Y para su sorpresa, lo hizo.

Jae Beom regresó la mirada a sus apuntes sobre plantas marinas, tocando con cuidado la zona donde el libro de quinientas páginas había caído.

¿Debería preocuparse por una posible venganza? Su compañero era tan inofensivo como una mariposa, así que no, él iba a dormir tranquilo esa noche.

Sin más interrupciones, volvió a lo que había intentado leer desde que su trasero quedó anclado a la silla, algo que había resultado imposible teniendo a YoungJae ahí. No es como si las plantas fueran lo más interesante desde su punto de vista pero no le quedaba de otra, él no iba bien en esa materia, por lo tanto, si no obtenía los puntos completos para las MHB tendría que volver a tomarla, y lo que menos quiere es ver la cara del profesor Longbottom un año más.

Jackson podrá ser un estudiante destacado en casi todo pero Herbolaria no es su fuerte, caso contrario al de su lindo chico. Si YoungJae quisiera no tendría por qué estudiar y aún así sus calificaciones seguirían siendo estupendas.

Choi es un niño lindo y muy listo.

Sus párpados se levantaron con duda sobre el borde del libro y sus ojos brillaron con temor ante la mínima posibilidad de ser descubierto por YoungJae. Era inevitable posar su mirada en él cuando estaba tan cerca.

En el andén 9 ¾ [JackJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora