Pesadilla [KookMin]

☆ Única parte

Dedicado a: HCamila_34

Yongin Daejanggeum Park era un pequeño pueblo alejado del mundo, era un lugar rural, a unos pocos kilómetros más allá había un gran bosque y por lo general era bastante tranquilo. Las personas trabajaban en los campos y vendían sus cosechas en puestos que colocaban afuera de sus casas, la delincuencia era muy poca ya que la policía militar hacía muy bien su trabajo, se podría decir que era un lugar de ensueño donde predominaba la paz.
Pero había un pequeño detalle, el pueblo vivía rodeado de una gran muralla de unos 50 metros de alto, estos los mantenían a salvo de los peligros de afuera, cabe destacar que nadie quería salir ni saber que era lo que ocurría tras esas murallas, las noticias nunca fueron muy alentadoras y preferían seguir en la paz que hasta ahora conocían.

Jungkook era un chico muy amigable y trabajador, un joven de cabellos castaños y ojos café, conocido en el pueblo por ser alguien bondadoso y servicial, ayudaba en los campos, en la caza e incluso era asistente de uno de los doctores de aquel pequeño lugar. Era muy inteligente, talentoso y hábil en cualquier cosa que se proponga, además de popular entre chicas y chicos, la mayoría caían rendidos a sus pies al ver su bonita sonrisa y esos ojitos de Bambi que parecían tener una galaxia en ellos. Era un sueño hecho realidad; pero él no estaba interesado en aquellos porque ya tenía a alguien en su vida, su pequeño y adorable novio Park JiMin. Éste era de baja estatura, rubio, ojos color almendra, tierno, soñador y con una belleza inigualable.

Jungkook y JiMin eran novios desde hace 3 años, fueron amigos desde pequeños ya que prácticamente eran vecinos, sus casas estaban continúas y siempre salían a jugar juntos. Al ir creciendo sus sentimientos por el otro cambiaron, fueron correspondidos y ahora era la pareja más feliz que podía existir.
Ese día Jungkook había ido a buscar su pedido tan ansiado, fue donde el señor Kim a ver si ya tenía sus anillos de compromiso, estaba decidido en pedirle matrimonio a su pequeño pollito, como le gustaba decirle.

Al llegar a la vivienda vió a su gran amigo y consejero Kim NamJoon un moreno inteligente al que le gustaba mucho la lectura, estaba demasiado curioso sobre la vida fuera de aquellas murallas donde se sentía preso.

- ¡Hey Hyung! - Saludó con mucho entusiasmo - ¿Sabes si tu padre ya terminó los anillos? Estoy muy ansioso, ya quiero ver la cara que pondrá JiMin.

- Oh Jungkook, no te había visto, estaba leyendo un libro muy interesante, luego te contaré de qué trata. Y respondiendo a tu pregunta, esos anillos quedaron alucinantes - Su rostro reflejaba claro orgullo y admiración por su querido padre.

- ¡Diablos, necesito verlos! - NamJoon invitó a su amigo a pasar y llevarlo con su progenitor. Al verlo le entregó su encargo y prometió volver a visitarlos.

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Jungkook caminaba por las calles demasiado alegre, su sonrisa lo delataba, y no era para menos, hoy sería un gran día... O eso creía.

Era mediodía, estaba a sólo unos pasos de llegar a aquel frondoso árbol donde se podía ver a JiMin sentado mirando el cielo, claramente esperando por su chico. En la mañana el castaño le había dicho que dirigiera hacía dicho lugar porque le tendría que decir algo súper importante.

- Pollito - susurro cerca de su oído. JiMin se sobresaltó y giró su rostro a su novio.

- ¡Ay Kookie me asustas! - Mientras le suelta un pequeño golpe en el brazo.

- Ya, lo siento - ríe junto al pequeño - JiMin... La razón por la que te hice venir hasta aquí, a nuestro lugar especial es porque... Bueno... Como decirlo... ¡Maldición, había preparado un discurso conmovedor y lo olvidé!