Capítulo XLV. Me gustas...

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Zack_

Había pasado el fin de semana y ya era lunes y las clases debían seguir. Tanto Zack como Vincent y Shelly nadie tenía señales de Asbel, ni una llamada, ni un mensajes leído o contestado, literalmente nada.

— Chicos estoy preocupado, Asbel no aparece —dijo Zack mirando su celular.

— Tranquilo, aparecerá —dijo Shelly intentando distraer a su amigo.

Vincent estaba muy callado ese día.

— ¿Vincent que tienes? —pregunto Zack.

— Nada —respondió serio

Entonces sonó la campana.

— Me toca examen, los veo luego —dijo eso, se levanto y se fue de ahí

— ¿Que le pasa a el ahora? —pregunto a su amiga.

— No se amigo —respondió ella.

— Vamos Shelly sabes bien que el siempre te cuenta todo, a mi nada

— Solo está bajo estrés —respondió ella.

— Bien, será mejor ir a clase.

Los chicos tomaron sus cosas y fueron a su respectiva facultad.

♤♤♤

Mientras tanto en el hospital Asbel seguía ahí, para estar junto a Luke, esta ves fue acompañado por Evan quien se tomó otro día de trabajo para acompañar a su hijo.

Asbel estaba sentado junto a la camilla y sostenía la mano de Luke.

— Hijo debemos hablar —pronunció Evan.

— Si claro dime —dijo algo incómodo porque de su cabeza tampoco salía el hallazgo del arma.

— Hable con tu padre, y me dijo cosas que quisiera hablar contigo —Asbel miro a su padre e incluso soltó la mano del rubio.

— Papá claro que debemos hablar pero hasta que lleguemos a la casa, ya que también quiero hablar contigo —dijo Asbel volviendo a tomar la mano de Luke.

— Esta bien, date prisa si, ya casi termina la hora de las visita —Evan puso si mano en el hombre de Asbel—, no tardes mucho, te espero afuera.

Evan se fue dejando a Asbel a solas con el rubio en camilla.

Asbel seguía sosteniendo su mano, no quería soltarla por nada en el mundo, no quería soltarlo.

Entonces entro el doctor a la habitación.

— Oh aún estabas aquí, perdoné no sabia que había visitas, me retiro —dijo para salir pero Asbel lo detuvo.

— Oiga espere, debo hablar con usted. ¿Se puede?.

— Claro joven, dígame en qué puedo ayudarlo.

— Dígame la verdad —suplico—, quiero saber la verdad.

— La verdad joven es la que le he dicho a su padre, el joven tiene probabilidades de vivir como de morir. De el depende también luchar por quedarse aquí.

— Debe de haber algo para revivirlo —dijo Asbel buscabdo una solución.

— En la medicina no hay atajos, debemos seguir con los protocolos y tratamientos. Pero le seré honesto, veo que el joven responde o reacciona cuando sabe que usted está presente, en especial cuando lo toca, me gustaría que viniera más seguido.

— Esta bien doctor usted me dirá a que hora.

— En horarios de visitas estaría bien —respondió el doctor—, hago la suposición de que esta en la universidad, no la deje o descuide de ella, es importante.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora