-Más conflictos-

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Silencio. Pasa 1 minuto, 2 minutos, 1 hora. La chica-mini (Mai ?) se levanta y va hacia unas mochilas que estan tiradas en el suelo. De una de ellas saca algo grande. Es un saco de dormir. Noschoa se pregunta desde cuando las mochilas están ahí.

Nadie hace nada. El silencio volvió. No era un silencio incomodo, sino que uno que nadie queria romper primero. Su madre siempre le había dicho que hay que aprovechar lo que se tiene. Por primera vez en su vida Noschoa, le hizo caso a su madre. Noschoa pensó en todo el asunto y que había olvidado lo que hizo en su vida. Solo sabía como era su vida. Era como su tuviera experiencias pero no recuerdos. Tambien estaba el problema de que sabía lo que tenían que hacer y lo por qué necesitaban hacerlo. También conocía su enemigo pero no lo pudo definir. Lo único que le dio esperanzas fue que sabía que habia una manera de sobrevivir. 

Noschoa se sentía cansada. Tenía claro que necesitaba pensar el asunto por lo menos una vez al día para no volverse loca. Por eso estaba aprovechando en este momento de silencio para pensar.

Noschoa se sorprendió que todos menos Gib se habían ido. Parecía que también estaba pensando. Después de todo, no era tan idiota como parecía.

Cuando Noschoa terminó de "acostumbrarse a lo ocurrido" le empezó a dar sueño. Se acostó al ñafo de un árbol cercano en su saco de dormir que era completamente rosado. Pero por lo menos servía.

Cuando cerró los ojos, la oscuridad la recibió como a una querida amiga.

Cuando desperó, se dio cuenta de que nadie se había despertado aún. Probablemente todos eran unos dormilones. Noschoa frunció el ceño. Todos estos tipos parecían ser completamente flojos.

Se acordó de lo que había dicho Cedric: solo tienen esa ropa y no tienen alimentos. Significaba, que lo primero que debían buscar un arroyo o un río. En los ríos podrían lavar las ropas, beber y además cazar a los animales que también vengan a beber.

Ayer Noschoa no podía ver bien el entorno en el que se encontrabán. Era un terreno plano con un duro suelo que se extendía hasta el horizonte. Al oeste había un bosque con árboles que parecían ser robles. También había un río al este. Ahí no crecían árboles. Noschoa sabía que debían ir al este. Pero el río parecía no ser saludable. Noschoa decidió no esperar a que el resto y fue directo al bosque.

No quedaba tan lejos como pensaba. Después de 30 minutos caminando llegó al borde del bosque. Noschoa se dió cuenta que tenía un cuchillo en su pantalon. Perfecto, ahora podía marcar los árboles por los que había caminado.

Empezó a explorar el bosque. No tardó ni 10 minutos en encontrar un pequeño río. Como eataba exhausta, decidió tomar un descando al lado del lindo río. Bebió un poco, se acostó en la hierba y observó el cielo.

No parecía ser natural. Se parecía a una capa gigante a miles de kilómetros de distancia.

Noschoa se asustó. Había escuchado pasos. Pasos de otro humano.

¿Que hago que hago que hago que hago? Saltó hacia un pequeño arbusto cerca de ella y se escondió. Pero cuando vió al visitante se relajo. Era el chico peliazul. Era Simon.

-¿Que haces aquí?-. Simon, claramente asustado, hablo sin que sus palabras tengan sentido.

-¿Quién mierda eres? No te creere nada de lo que me dices. A cierto, tu eres la sanguinaria de ayer. ¿Que haces tu aqui? Estaba intentando encontrarne con el río. Estoy buscando agua. ¿Entiendes?-. Obviamente lo entendía. Después de todo, Noschoa estaba aquí por la misma razón.

-Deberíamos volver. Marcé el camino. Así podremos encontrar el río cuando queramos. ¿Trajiste alguna botella?-

-Si.- dijo mas calmado. Llenamos las 2 botellas que trajo y nos pusimos en marcha. Las botellas era  de vidrio. Sorprendente. Cuando volvimos a nuestro "campamento" nos dimos un gran susto.

Los otros habían desaparecido. Solo quedaban los bolsos.

LAVANDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora