ENCONTRÉ MI ONE PIECE (AcexLectora)

58.5. Amor

(Este capítulo no tiene mayor incidencia en los hechos de la historia, puede ser saltado si así lo desean)

🍋.

Pasó poco más de un año en el que Ace y Yara "salían", la verdad es que jamás hubo una propuesta formal de ser novios, fue algo así como una decisión mutua.

Ya todos sabían sobre la relación entre ambos y lo mucho que se querían, incluso Luffy (que a veces se ponía celoso de tanto cariño que intercambiaban) prefería darles su espacio.

(Nota: Ace tiene 15 y Yara 13, Ace ya se ve físicamente más o menos como cuando zarpó a los 17, y Yara también se ve más grande que su edad, como todos en One Piece lol)

Una noche, Yara salió al bosque para poder estudiar, estaba algo frustrada por no poder memorizar un conjunto de fármacos y fórmulas.

Sentada sobre la rama de un árbol, comenzó a golpearse la cabeza son su puño con rabia.

-Hey, no te vayas a romper esa cabecita -dijo Ace riendo desde abajo.

Yara suspiró con una sonrisa, bajando del árbol.

-No te escuché llegar -le dijo.

-Todos dormían y aún no llegabas, me preocupé por ti -dijo quitándole el libro de las manos- Ya deja esto un rato, ¿Damos un paseo y te despejas?

-Está bien -le sonrió.

Yara amaba esa facilidad que él tenía de poder calmar sus pensamientos, y traerle esa paz que tan necesaria llega a ser en momentos difíciles o de estrés.

Entrelazaron sus manos y caminaron por el bosque.

Conversaban de cualquier cosa que viniera a sus cabezas entre besos y sonrisas. La oscuridad de la noche, con solo el brillo de la luna llena hacían más interesante la escena.

Y casi sin darse cuenta, llegaron a un lugar muy especial para ambos, sobretodo para Ace.

La casita en el árbol, la base pirata de los tres hermanos.

Se miraron, y ambos pensaron lo mismo.

Subieron a la base, hace mucho tiempo que no iban ahí.

Ace miró con nostalgia los tres vasitos de sake en los que hizo su juramento de hermandad con Luffy y Sabo colgados en la pared.

Sacó de una caja de madera un conjunto de mantas que había llevado Yara cuando eran pequeños. Eran muchas, rió al recordar cuando llegó con ellas quejándose de que cómo podían dormir sin taparse bien. Les dió un discurso de una hora de que podrían enfermarse o contraer un resfriado.

Las sacó y sacudió, la caja había hecho un buen trabajo en evitar que la humedad pasara.
Las acomodó en el suelo para poder sentarse junto a su novia ahí y pasar el rato.

Luego volteó a ver a Yara que jugaba cual niña pequeña con el timón de la ventana.

Rió bajito mientras dejaba las mantas en el suelo, se acercó a ella y la abrazó por detrás.

-Te verías estupenda de capitana -le dijo besando su nuca.

-Claro que no -rió- Nadie me obedecería.

-Yo sí.

-¿Ah, sí? -dijo volteando, mirándolo a los ojos- ¿Subirías a mi barco?

-Mh, nah -respondió con gracia- Prefiero ser yo el capitán.

-Como quieras -rió para luego darle un beso corto en los labios.

Ace recorrió cada detalle de su cara, la tenue luz de la luna iluminaba su rostro haciéndola aún más bella, si es que eso era posible.