En proa, fue donde vi a James, desatar de lujuria con él, como sí yo fuera un tonto espectador, no me notaron, como sí fuera un espectro, acechando esa horrible escena.
Creí qué solo eras mi marinero, qué timado fuí.
Sentí, como sí fuera a naufragar.
Saboteamos el timón de lo nuestro, me siento como barco sin dirección.
Para evitar una discusión acalorada, decidí irme a mi camarote, donde abrí una cerveza bien fría, así sentir qué desaparezco por un momento.
Lo amo tanto a James, qué prefiero fingir amnesia.
Soy un idiota, por dejar hipnotizarme en esos ojos verdes, qué lastiman como vidrio roto mis ilusiones.
No puedo pretender qué no lo ví, cuando mi en mente está tatuado ese momento, aún así, solo quiero qué seas mi marinero, aunque navegues por otros puertos buscando breves amores.
Me emborracho en alcohol, de la misma manera qué me embriagué en tus mentiras, de está forma, siento qué desaparezo, al menos, por un tiempo.
Sé que soy cómplice de hundir este amor, pero es una culpa que, de a poco mato con él alcohol, al menos eso intento.
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En Alta Mar
JugendliteraturUna historia poco convencional, llena de misterios, secretos y verdades.