HOHN

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El mensaje que guardaba ese papel higiénico lo creí inocente en el momento que lo encontré en su saco aquella mañana. Cuando me disponía a echar sus prendas a un lavado rápido entre semana, no lo pensé demasiado. Nunca había motivos para hacerlo. Es decir, Hoseok siempre ha sido de esos profesores que tienen una atención especial por parte de los alumnos y alumnas ¿sabes? Es amable, le gusta bromear y por demás, sabemos que es un hombre guapo. Regularmente era incluido en los planes fuera de la escuela, ya sea en las fiestas de cumpleaños, las actividades extracurriculares o las actividades deportivas en equipo.

Incluso, recuerdo una vez, que llegó con una chismógrafo en el maletín. A la hora de la cena y con discreción moderada, en medio de la sala, conmigo a su lado como confidente, respondió cada una de las preguntas absurdas que una de sus alumnas ingeniosamente había colado con motivos ocultos. Quería saber, al fin y al cabo, el tipo de mujeres que le atraían a mi marido. Yo no me moleste cuando descubrí una nota al final de la libreta que, con tinta de un bolígrafo rosa, rezaba una atrevida pregunta: profe, ¿puede regalarme un beso? Carcajeé, atormente a Hoseok un poco con ello, sobre todo porque ni siquiera se había dado cuenta de la notita y después me pregunté sobre el tipo de mujercita lanzada que tenía como alumna.

—¿Cómo se llama? ¿Es guapa? —Le pregunté pero él solo dijo algo como: —Por favor, tiene dieciséis.

—No es eso lo que te estoy preguntando. —Insistí con gracia —Dime ¿es guapa?

Hoseok suspiró —No es guapa, es todavía una niña, pero quizás podría decirte que es bonita; tiene rizos y pecas en la cara —Aceptó, por fin.

—¿Es la primera vez que te dice algo parecido? —Indague un poco más. Me dió curiosidad porque en todo este tiempo ni siquiera me había pasado por la cabeza el riesgo que corría mi marido rodeado de tanto ser hormonal.

—Tan directamente, sí, es la primera. Es decir, no es muy discreta ocultándose.

—O quizás nunca fue su intención hacerlo.

—A lo mejor. Yo no le tomo importancia a esas cosas.

—Lo sé pero quizás deberías dejar las cosas en claro. Tu lo has dicho, es una niña.

Él ni siquiera lo medito. Inmediatamente aceptó.

—Tienes razón. Dame eso, contestare por aquí y si es posible, hablaré con ella personalmente.

Así lo hizo. Y aunque no supe exactamente en donde terminó el corazón roto de aquella adolescente, Hoseok no volvió a hablar nada al respecto. Y tú ya estarás preguntándote, ¿que hay de diferente entre aquella vez y la nota que encontré en el pantalón negro de aquel día? Todo, por decir lo menos.

Por encontrar el comienzo de todo esto en algún lado, diré que esa servilleta profanada por un lápiz con una absurda pregunta de: prof helado a las seis??? Pudo haber sido de cualquier otra de esas típicas reuniones con sus alumnos, pero si aclaramos que fue la primera vez que ocurría y, que debajo de aquella letra descuidada, se encontraba la respuesta de Hoseok con otra pregunta totalmente ilegible para el punto en que la encontré, no me ayuda a disipar dudas. Aquella vez, lo dejé pasar. Es cierto. La tiré a la basura y para cuando Hoseok llegó, horas después, ya se me había olvidado. Pero quizás ese fue el comienzo de todo.

No me mires mal, por favor, aun no, que ni siquiera he llegado al punto, pero te lo voy a decir para que me tengas un poco de paciencia: hubo otra y después de eso, otras cuatro notas con el mismo modus operandi.

HOHN 嘲笑; HVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora