Su historia fue muy cruel, un día entré a su cuarto y lo vi algo extraño, no sabía que le pasaba pero me asustaba, quería ayudarlo porque lo apreciaba, me acerqué a él y no me llevó mucho tiempo comprender que él estaba poseído por un enemigo, la única respuesta lógica a ese suceso era que, haya ido a esa fiesta demoníaca en el que le advertí que no fuera, la cuestión de ahora era como le quitaba ese maligno espíritu, lo estaba destruyendo poco a poco, veía como se retorcía y como intentaba suicidarse, cuando agarró ese peligroso y puntiagudo vidrio, corrí velozmente para quitarlo, cuando lo hice, noté que me quería agarrar del brazo, no pudo ya que nuevamente fui más veloz, lo único que se me ocurría para ponerle fin a esto era quitando al maligno ser, arranqué el rosario bendito que llevaba puesto en el cuello y lo acerqué ante sus ojos, no podía seguir aguantando verlo sufrir, así que invoqué a Jesús y comencé a orar para que saliera ese espíritu, estuve así durante horas, para ello lo había atado, no me cansaba de orar, podría estar toda mi vida en esto, lo preferiría antes que perder a un amigo, claro, si aún poseía vida.
Pasaron días y no lo había abandonado, no había terminado de hacer lo mismo, había suspendido planes para ello, el maldito espíritu había dañado el cuerpo de mi joven amigo de diecisiete años, veía moretones, sangre, de todo. Sabía que si lograba hacer el exorcismo, mi compadre no sería el mismo nunca más, la angustia me invadió y grité a los cuatro vientos el nombre de Jesús, pidiendo ayuda, acto seguido, clavé la cruz sobre el pecho del cuerpo del poseído, y de ahí escuché un grito muy agudo que a oídos humanos hubiese provocado que le aturdiera.
Desde ese momento el cuerpo estuvo inmóvil, y en el cuarto se notaba la presencia de un espíritu, me puse contento porque había logrado quitar a ese espectro, gracias a la ayuda del señor, de inmediato coloqué el rosario sobre el cuello de mi amigo para que no volviese a ingresar, luego rugí muy fuerte en señal de que ese cuerpo me pertenecía. Por primera vez pude comprobar que no estaba solo, no me habían dejado a la deriva.
_ Vete maldito espíritu, no hay otro cuerpo disponible aquí… vete al infierno en el que viniste
Luego de aquello, sentí su ausencia, sabía que ahora Elías empezaría a sufrir más por el dolor, sabía que no lo resistiría, y que, moriría, escuchaba el latido de su corazón desacelerar cada vez más, comprendía que la única forma de ayudarlo era aquella… pero no quería ¿Pero si no lo hacía? ¿Que les diría a sus padres? ¿Cómo actuarían ellos? ¿Qué pasaría con la novia de Elías?, era muy joven para que él muriese, le quedaba mucho por delante, sus hijos, su familia, la que quería formar, sus otras amistades, también sabía que si hacía lo que no quería, debería apartarlo del resto durante mucho tiempo, las dudas, el pánico y el temor me invadieron, así que tomé la decisión a mala sangre y antes de que su corazón dejase de latir, lo mordí, convirtiéndole en uno de mi especie, un vampiro.
FIN
Autor: Andersson John
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Vampirizante
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