En aquella primavera habíamos coincidido dos veces, una antes practica durante un fin de semana y otra después. Fue ahí cuando por fin pude conocer a Kei de cerca. Observe sus movimientos, sus bloqueos eran buenos pero sentía que no se esforzaba por eso aproveché aquella tarde en la cual le vi cruzando delante del 3TH GYM que le llame la atención.
— Oye, tu. El chico con gafas del Karasuno. ¿Puedes bloquear un rato con nosotros?
Fue lo que le dije. Sabía que me diría que no así que ataque usando el juego de provocar de Kuroo y funciono por que conseguí que se uniera a nuestra práctica y así pasamos la semana, entrenando bloqueos, sobre alimentando a Kei y su equipo perdiendo una y otra vez.
Pedi su numero de telefono para no perder el contacto y empezamos a hablar mucho más, nuestro siguiente encuentro fue en el torneo nacional ante la deasa batalla en el basurero y como en toda historia de maestro y alumno, el alumno consigue superarlo. Para ese entonces ya habíamos empezado a salir.
Orgullosamente el Karasuno consiguió el título de las nacionales y yo empecé a centrarme en los exámenes de entrada a la universidad para que dos años después Kei ingresara a la misma y empezáramos nuestra convivencia en pareja."
— Y tan mal no nos ha ido, verdad Kei?
Bajo la carta que tenía en mis manos para encontrarme con Kei riendo.
— Patético.
fue la respuesta de Kei. Aproveche para guardarme la nota y tomar el anillo que me ofrecía Bokuto, al cual le dedique una sonrisa.
— El seis de mayo fue el dia en el que nos conocimos y en ese mismo dia es en el que nos prometimos estar juntos delante de nuestros seres queridos.
Mientras hacía aquel discurso fui deslizando el anillo de oro por el dedo anular de mi pareja.
— ¿Kei queres estar conmigo hasta la muerte nos separe?
Como siempre para el rubio su pareja se había pasado diciendo cosas vergonzosas pero no le cabía ninguna duda que con él era con el que quería estar.
— Si quiero.
Respondió quitando las incipientes lágrimas. Avergonzado tomó el anillo que le daba su amigo Akaashi y se lo fue deslizando a su pareja.
— Ahora, cállate.
Dijo avergonzado, el lugar se llenó de risas.
—¿Tetsurou, quieres estar conmigo hasta que la muerte nos separe?
La pareja cruzó miradas.
—Si, quiero.
Tras aquellas dos palabras los recién casados se fundieron en un beso y los aplausos llenaron la sala.
