capitulo 18

31 2 0
                                    

¿Quién secuestró a la chica?

Alaska

Era viernes y daba gracias a Dios por eso, estaba exhausta y cansada por las clases, no era la más aplicada pero si quería una beca y entrar a la universidad debía mantener un buen promedio. Tenía un montón de tarea y miraba la pila de cuadernos en mi escritorio con repelús y fastidio. Al salir de clases literalmente respire mejor esperando llegar a mi casa y dormir todo lo que pudiera pero mis planes se fueron al caño cuando los chicos me recordaron la salida planeada para que ellos conozcan a Will. Lo que me daba un poco de incomodidad y me sentía estúpida por pensar de la manera en que lo hacía. Ya eran las cuatro de la tarde y los chicos pasarían a buscarme, nos encontraríamos con Will en un centro comercial no muy lejos del centro y nos mostraría una "sorpresa" sus palabras no las mías.

-Me tienes tan confundida Will...- le dije a la nada. Me vi en el espejo que se encontraba detrás de mi puerta y una vez más no quedé satisfecha. Yo le gustaría a Will así? O si quiera a otro hombre? Veía esa opción bastante ajena. Me quité la ropa, respire hondo mirando las horrorosas marcas, levanté mi mano y la pasé por todo mi cuerpo sintiendo la piel áspera y agrietada, la piel arrugada y las marcas.

Hay heridas que nunca sanarán y cicatrices que no cerrarán.

Me repetí a mi misma las palabras que la doctora me recomendó.

-Son solo marcas, cicatrices de guerras ganadas y no me hacen menos que nadie - todos los días me repetía lo mismo recogiendo todo el valor que tenía pero al final no creía en mis palabras. Cuando las veía me recordaba quién y cómo las hicieron lo que reproducía en mi recuerdos no deseados. Cerré mis ojos alejando toda oscuridad y caminé al baño para tratar una vez más la suciedad que ya no estaba.

Al salir del baño escogí un conjunto simple, tomé mis medicinas y agarré mis pertenencias. Bajé a la sala y salí de casa. Afuera me esperaban los chicos en el auto de Mel, entre sin ningún problema. El olor a rosas una vez más me invadió.

-Achu! - Chad estornudaba cada cinco minutos y su nariz no soportaba tantas rosas. Era gracioso verlo aguantar fallidamente las ganas de estornudar mientras Jenna se quejaba de su asquerosidad.

-Chad para ya! - soltó la rubia de golpe.

Mel y yo solo nos reíamos y defendíamos a Chad.

-Déjalo tranquilo Jenna es algo natural - la reprendí.

-Gracias mi vida tan bella - ovalo Chad a mi persona como siempre. Chad era lindo con su cabello corto color cobre, sus ojos chocolate un poco achinados y su manera de ser tan expresiva lo hacía divertido y único. Era de los pocos chicos tiernos y sinceros que quedaban. Chad le daba a mi vida un poco de gozo cada día.

-De nada Chad - le sonreí y me abrazó, Jenna y Mel comenzaron a hablar de Will.

-He visto a Will en los pasillos pero nunca he hablado con él además Micki siempre parlotea de lo bueno que esta. - rodó los ojos Mel y al pronunciar el nombre de la chica hizo un gesto de desagrado.

-Yo nunca lo he visto así que estoy emocionada - Jenna me mira a través del espejo y eleva su ceja - ¿En verdad esta bueno? - mis mejillas se sienten calientes y odio no poder evitarlo.

-Si lo está, todas hablan que está como para secuestrar y comérselo con chocolate - respondió Chad con su tono celoso. Ahora está cruzado de brazos como un niño que no le presta atención.

-Pueden dejar de hablar de él como si yo no estuviera? - fastidiada dije - me ponen más nerviosa.

-Tranquila nena lo importante es que te guste a ti no a nosotros

Las Mentiras Que Callas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora